sábado, 11 de agosto de 2018

La descolonización: "el fin de los imperios"

 Se denomina “descolonización” al proceso que a partir de 1940  llevan adelante las naciones africanas y asiáticas para obtener su independencia del dominio directo o indirecto ejercido por las potencias desde el siglo XIX.

 1.1   LA SITUACIÓN COLONIAL

Eric Hobsbawm, en su libro Historia del siglo XX, se expresó en los siguientes términos: “En el curso del siglo XIX un puñado de países –en su mayor parte situados a orillas del Atlántico norte- conquistaron con increíble facilidad el resto del mundo no europeo y, cuando no se molestaron en ocuparlo y gobernarlo, establecieron una superioridad incontestada a través de su sistema económico y social, de su organización y su tecnología. Así pues, la historia del mundo no occidental (o, más exactamente, no noroccidental), durante el siglo XX estuvo determinada por sus relaciones con los países que en el siglo XIX se habían erigido en “los señores de la raza humana”, según palabras del investigador.

Las razones que determinaron esta expansión están vinculadas al desarrollo de la Revolución Industrial y a la consolidación del sistema capitalista.

Los países industrializados necesitaban materias primas baratas y zonas donde invertir los excedentes de capital.

En 1913, las tres cuartas partes de la inversión inglesa en los países del ultramar estaban concentradas en deudas de los Estados: puertos, ferrocarriles y navegación.

Por otra parte, las colonias servían como zonas de colocación de mercadería excedentaria. El mercado europeo no podía absorber todo lo que la pujante industria producía; disminuir la producción implicaba la reducción de la ganancia. La propiedad privada del capital y la obtención del máximo beneficio son dos de los postulados básicos del sistema capitalista que, para sobrevivir, debió recurrir al imperialismo. El capital excedente de las potencias era utilizado para otorgar préstamos a los gobiernos o en la infraestructura necesaria para el mejor aprovechamiento de las riquezas de las colonias o semi-colonias.

Si bien la capacidad de demanda de productos elaborados, por parte de las poblaciones coloniales, era mínima –dado su bajo poder adquisitivo- si se considera solamente a los habitantes de China e India, se encuentra alrededor de 700 millones de probables consumidores. Estos alcanzaron para mantener en funcionamiento a la industria británica de prendas de algodón

Era imprescindible mantener la completa ruralización de las economías dependientes.

El sistema económico estaba basado en un intercambio desigual: las colonias eran productoras de materias primas o alimentos y consumidoras de productos manufacturados. Los sistemas productivos nativos fueron distorsionados, obligando a los habitantes a cultivar aquellos productos que interesaban a la metrópoli. Se estableció el monocultivo, lo que, por una parte, obligó a comprar productos que antes se producían en la zona y, por otra, agotó, por excesiva explotación, las diferentes producciones. La consecuencia inmediata fue el descenso en el nivel de vida.

La distorsión social y cultural fue igualmente importante. Al imponerse el sistema de producción capitalista, se modificaron las formas nativas de trabajo, prevaleciendo el trabajo asalariado, con jornales miserables y las pautas de consumo de Occidente.

Las políticas “modernizadoras que impusieron las potencias determinaron la inclusión de estas zonas de menor desarrollo en la llamada “periferia” del sistema capitalista, lo que trajo como consecuencias el subdesarrollo y la acentuación de la dependencia.

En el plano cultural, se permitieron las creencias y pautas de conducta nacionales, en tanto estas no interfirieran con las necesidades del país dominante. Si , por ejemplo, motivos religiosos prohibían el establecimiento de un aeropuerto en una determinada zona y este era necesario por razones económicas o estratégicas para la potencia, las creencias religiosas eran ignoradas y vulneradas.

Los europeos justificaban la dominación basándose en dos argumentos: la superioridad de la raza blanca y la incapacidad de los indígenas para autogobernarse.

Durante mucho tiempo los nativos, a pesar de pertenecer, en algunos casos, a civilizaciones milenarias con fuertes tradiciones (China, India, por ejemplo), tuvieron un fuerte sentimiento de inferioridad frente al hombre blanco, que aparecía como invencible. Revertir este sentimiento, tomar conciencia de la injusta explotación, reconocerse a sí mismos el derecho a la libertad, fueron los pasos previos y necesarios al comienzo de la lucha por la descolonización.

1.2   RAZONES QUE IMPULSARON EL PROCESO DESCOLONIZADOR

Durante la Primera Guerra Mundial, los estados coloniales se vieron obligados a contribuir con los países europeos en guerra. Tuvieron que enviar soldados y aumentar las obligaciones económicas para con estos.

El colonialismo del siglo XX fue mucho mas férreo que el del siglo XIX. La decadencia económica provocada por la guerra hizo que las potencias europeas aumentaron la presión sobre sus colonias, generándose una situación explosiva de profundo descontento.

Pero fue la Gran Depresión del 29 la que determinó un choque violento entre los intereses de las metrópolis y de sus colonias, que  las primeras hicieron recaer la crisis en las segundas, bajando el precio de las materias primas y no el de los productos manufacturados, como forma de disminuir los efectos negativos de la crisis en sus propios países.

El colonialismo comenzó a ser rechazado incluso por los sectores económicos nativos que en otros tiempos se habían beneficiado con él. Las incipientes burguesías nacionales se volvieron anticolonialistas.

Estos grupos indígenas minoritarios, algunos educados en la propia Europa, habían recibido la influencia de las ideologías occidentales. En primer lugar, del liberalismo, que proclamaba la libertad individual y el derechos de autodeterminación del los pueblos. En segundo lugar, estuvieron también influidos por las corrientes marxistas-leninistas y por la propia Revolución Rusa.

Esto determinó, para las elites coloniales, una toma de conciencia de su situación de inferioridad real y un fuerte deseo de liberarse del yugo colonial.
En muchos casos, los dirigentes de los movimientos descolonizadores fueron miembros de estas elites indígenas, decepcionados de Europa y de lo que de ella se podía esperar. Decidieron volver a sus tradiciones encabezando los movimientos de liberación de sus pueblos.

Es el caso de Gandhi  y Nehru, De Jinnah (jefe de la Liga Musulmana), en india; de Sukarno en Indonesia; de Nkrumah en Costa de Oro. Casi todos ellos estuvieron en las cárceles, conocieron la persecución  y el exilio.

Si se considera que el 90% de la población de India era analfabeta antes de la independencia y que solo medio millón de personas, en un total de 300 millones de habitantes, hablaba ingles, podemos comprender cómo los movimientos anticolonialistas fueron dirigidos por estas minorías educadas.
Pero los más duramente afectados por el colonialismo y en particular por la crisis del 29, fueron los sectores populares. La gran mayoría de la población campesina fue la que más sufrió el descenso de los precios de los productos primarios. La naciente clase obrera, concentrada en algunas ciudades, vio cómo bajaban sus salarios y empeoraba su situación laboral.

A esta situación de empobrecimiento debe agregarse, como otro factor del mismo, el aumento demográfico. Con el colonialismo, las mejoras en los servicios sanitarios y la extensión de las vacunaciones masivas habían disminuido la mortalidad.

La natalidad continuó siendo elevada. La consecuencia de esta situación fue el aumento de la miseria y la marginación.

La conjunción de intereses entre las elites cultas y las masas populares permitió que se iniciara el movimiento descolonizador. Poco podrían haber hecho las primeras sin el apoyo de la gran masa de la población.

El elemento común que unía a unas con otras era su rechazo al racismo y a la explotación impuesta por el hombre blanco. Los movimientos independentistas tuvieron, por tanto, un doble objetivo: reivindicar una identidad nacional (cultural, racial, religiosa) y reclamar el derecho a mejorar su situación económica y social.

A estas causas, que pueden denominarse internas, hay que agregarles razones externas, favorables a la desaparición de los antiguos imperios coloniales.

Las potencias europeas se vieron sensiblemente debilitadas con la Primera Guerra Mundial y la crisis del 29. Esta situación se vio agravada a partir de la Segunda Guerra Mundial.

En 1939 no estaba aún clara la pronta desaparición del orden colonial. Pero en 1943, las potencias del Eje habían avanzado prácticamente en todos los frentes coloniales.  Este acontecimiento, no duradero, dada la derrota posterior del mismo en manos de los aliados (particularmente de Estados Unidos y de la URSS), tuvo una enorme significación psicológica para los pueblos coloniales. Demostró que no era imposible derrotar a los colonialistas, que las antiguas potencias eran débiles y más aún lo iban a ser al término  de la guerra.


Tomado de: http://sites.google.com/site/elmundoactualhistoria4to/unidades-1/descolonizacion-y-tercer-mundo-2#enlace%20uno

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