En el plano político, la victoria aliada confirmó una reorganización de las hegemonías mundiales. En junio de 1945, antes de que el último enemigo estuviera fuera de juego, la Conferencia de San Francisco proyectó la creación de un nuevo organismo internacional, con el objetivo de preservar la paz mundial y los derechos humanos: la Organización de las Naciones Unidas.
Un mes después, en la Conferencia de Postdam, Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos y la Unión Soviética acordaron ocupar militarmente Alemania y dividirla en cuatro zonas —cada una bajo la hegemonía de uno de ellos—, con control de un consejo interaliado. Se definieron allí las nuevas fronteras de Europa y se afirmaron las esferas de influencia de Estados Unidos y la Unión Soviética que por haber aportado decisivamente al triunfo se convertirían en las potencias de la segunda mitad del siglo xx.
Con más de 55 millones de muertos —entre ellos 6 millones de judíos exterminados por los nazis—, la segunda guerra dejaba tras de sí una Europa materialmente destrozada y un futuro incierto para el mundo. Los años que siguieron debieron reconstruir economías, recomponer sociedades fragmentadas y asegurar la imposibilidad de una catástrofe similar.
Tomado de Historia 3. Mundo, América Latina y Urugua, 1850-2000. Ed. Santillana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario