viernes, 24 de mayo de 2019

La Revolución rusa

En 1914 al estallar la primera guerra mundial, Rusia era un país rural gobernado por una monarquía absoluta. Mientras el capitalismo y la industrialización se afianzaban en Europa occidental, el Imperio ruso permanecía estancado. Fue allí, sin embargo, donde tuvo lugar la revolución más radical de la historia contemporánea.

El Imperio Ruso en la primera guerra mundial

La abdicación del Zar

La causa desencadenante de la revolución fue la participación de Rusia en la primera guerra mundial. Las pérdidas materiales y humanas llevaron al país al borde del desastre. La mayor parte de la población culpaba al zar por el cúmulo de males que padecía. El hambre y la carestía causadas por la caída de la producción, los millones de muertos y heridos, y la ineficacia del gobierno para resolver estos problemas provocaron huelgas y motines en las principales ciudades, especialmente en la capital, Petrogrado. Finalmente, la presión popular hizo abdicar al zar, en febrero de 1917. 



El Gobierno Provisional que lo sustituyó se mostró impotente para controlar la situación. En todo el país se formaron asambleas integradas por obreros y campesinos, a las que pronto se agregaron los soldados. Estos consejos denominados “soviets” exigían poner fin a la guerra y remedio a las deplorables condiciones de vida de la población. No obstante, formaban un movimiento sin rumbo ni liderazgo. Ese fue el papel que cumplió Lenin, llegado de su exilio en Suiza, en abril de 1917.


Sóviet de Petrogrado

La Revolución de octubre

Lenin pertenecía a la facción más radical del Partido Obrero Social Demócrata Ruso: los bolcheviques o "rojos". Como todos los socialistas, pensaba que era necesario terminar con el capitalismo para dar paso a una sociedad igualitaria. Pero en Rusia no podía hablarse de una economía capitalista y el proletariado era muy reducido como para protagonizar la revolución. Sin embargo, Lenin decidió que los bolcheviques debían tomar la dirección del movimiento popular protagonizado por los sóviets de obreros, campesinos y soldados. En torno a dos grandes consignas encauzó Lenin su estrategia: "Todo el poder a los soviets" y "Pan, tierra y paz". En octubre de 1917, apoyados por el soviet de Petrogrado, los bolcheviques tomaron por asalto el Palacio de Invierno, sede del Gobierno Provisional.


Lenin y Trotsky, lìderes de la revolución de octubre

La Revolución socialista en marcha

Tras la toma del poder, los bolcheviques adoptaron de inmediato algunas medidas. Entre ellas, la confiscación de las propiedades de la nobleza, que se repartieron entre los campesinos, y la decisión de que las fábricas pasaran a ser gestionadas por los obreros. Los oficiales del ejército pasaron a ser elegidos por los soldados. El Estado tomó bajo su control la industria pesada, la banca y el comercio exterior. En marzo de 1918 Rusia se retiró de la guerra mundial y en julio del mismo año fueron ejecutados el zar Nicolás II y su familia. La reacción de los afectados no se hizo esperar y se produjo una guerra civil en la cual también participaron los ex aliados de Rusia en la guerra. La nueva guerra duró tres años (1918 a 1921) y concluyó con la victoria del Ejército Rojo de los bolcheviques. Tras el triunfo militar, Lenin planteó la necesidad de formar un partido político de vanguardia que condujera el proceso hacia la sociedad socialista. Con esa idea se creó el Partido Comunista (PC) en 1921, único partido autorizado a partir de entonces. En 1922 se creó la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), una federación que aglutinaba muchas de las naciones del viejo Imperio ruso.

Bandera de la URSS

Información tomada de Historia 3. Ed. Santillana.

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