Justificación de las estatizaciones
La fuga de capitales que representaba para el país el envío al exterior de las ganancias de las empresas extranjeras.
La mediocre calidad de los servicios prestados por ellas.
El Estado podía mejorar la calidad de los servicios y bajar las tarifas porque el interés social predominaba sobre la acumulación de beneficios.
Las empresas estatales contribuían a financiar los gastos del estado, aliviando de esta forma los impuestos pagados por la población.
Pensamiento social
El acuerdo entre los grupos sociales es siempre preferible a la lucha, y en ese acuerdo, el estado debe ser el árbitro.
Dado que las partes en conflicto no tenían las mismas fuerzas, el estado debía ser un árbitro favorable "a los oprimidos del taller y del hogar" (trabajadores/as, mujeres, ancianos/as y niños/as).
Adelantándose a los tiempos, el estado tenía que promover reformas que evitaran conflictos y situaciones injustas.
Adaptado de Historia 3. Editorial Santillana.
SER BATLLISTA EN 1911
"En 1911 se era batllista porque se era partidario de la jornada laboral de ocho horas, de la estatización de los servicios públicos, del ataque al "latifundio arcaizante" y también porque se enviaba a los hijos a educarse a escuelas laicas y públicas, se aceptaba sólo el casamiento civil rechazándose el religioso, se impulsaba a las hijas mujeres a estudiar en la Universidad y se disculpaba a los anarquistas cuando estos se mostraban irrespetuosos ante los símbolos patrios. Ser batllista 'avanzado' en estos años era adoptar una postura determinada en todos los órdenes de la vida, una militancia que, por lo general, chocaba con las pautas morales imperantes."
José Pedro Barrán y Benjamín Nahum,
Batlle, los estancieros y el Imperio británico,
Las primeras reformas, 1903-1911.
Ediciones de la Banda Oriental, 1983
BATLLISMO Y SOCIALISMO
"Si por socialismo se entiende el mejoramiento de las clases obreras y trabajadoras, tendiendo a elevar su cultura, sus medios de existencia y su dignidad humana, si se entiende también el procurar a la sociedad una distribución más racional de la riqueza, si por socialismo se entiende defender y buscar de mejorar ese gran valor económico que se llama hombre –sin el cual no hay progreso ni adelantos-, en ese caso este proyecto es netamente socialista; peor si por socialismo se entiende la desaparición de la propiedad privada individual, si por socialismo se entiende la apropiación de todos los medios de producción, yo digo entonces que este proyecto no ha sido inspirado en las ideas de esa escuela."
José Serrato, en Milton Vanger, El país modelo,
Ediciones de la Banda Oriental, 1983.
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