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lunes, 15 de mayo de 2017
martes, 25 de abril de 2017
El anti-sufragismo
Pronunciamientos públicos de hombres en contra de la
lucha de las mujeres por el derecho al voto. LONDRES, 1912.
“Las mujeres no tienen tranquilidad de
temperamento o el equilibrio de la mente, para ejercer un juicio, en los
asuntos políticos”.
“Si
permitimos que las mujeres voten significará la pérdida de la estructura
social. Las mujeres están bien representadas por sus padres, hermanos,
esposos”.
“Una
vez que se dé el voto, sería imposible detener esto. Las mujeres entonces
habrían de exigir el derecho de estar en el Parlamento, ser Ministros de
Gabinete, jueces”.
Las burlas de los hombres ante las reivindicaciones de las mujeres. Doce crueles dibujos anti-sufragistas.
Therese Oneill
Trad. de Alga Roja, para blog del viejo topo
A lo largo de la historia, siempre ha habido gente que no quería que las mujeres votasen. Las mujeres trabajarían, pagarían impuestos, serían técnicamente consideradas ciudadanas... pero el sufragio era para los hombres. En Estados Unidos, cuando se extendió el derecho al voto para incluir a todas las razas, a todas las posiciones sociales, a todos los niveles de ingresos, no se incluyó a las mujeres. No importaba si un hombre era analfabeto, si había estado en la cárcel, o si era el borracho del pueblo. Él podía votar, pero una mujer, sin importar quién fuese, no podía.
Las mujeres sufragistas comenzaron a realizar campañas en los países democráticos de todo el mundo para cambiar esto, a partir de mediados del siglo XIX. Sus campañas fueron mayoritariamente pacíficas y respetables... al menos para los estándares del siglo XXI. Pero para los estándares del siglo XIX, estas mujeres eran horrendas e indecentes, haciendo el ridículo al exigir ser tratadas como hombres.
Una de las cosas más notables acerca de los argumentos expuestos por el movimiento anti-sufragista fue lo débil que era su posición. Los argumentos anti-sufragistas descansaban en gran medida en la manipulación emocional y sobre una vulgaridad odiosa. Una de las armas más utilizadas contra las sufragistas fue el humor. Era frecuente representarlas como solteronas cascarrabias y travestidas o como fumadoras de puros.
En agosto de 2015, se celebró el 95º aniversario de la ratificación de la 19ª Enmienda que otorgó a las mujeres estadounidenses el derecho al voto. He aquí una selección de los dibujos anti-sufragistas de la época.
Abajo: "Quiero votar pero mi mujer no me deja". En el cartel de la pared: "Todo el mundo trabaja menos mamá, porque es sufragista" |
"Origen y desarrollo de una sufragista. A los 15,una monada; a los 20 una pequeña coqueta; a los 40 una solterona; a los 50 una sufragista." |
"Lo que yo haría con las sufragistas" |
"No voto. Gracias": |
Vendría a decir "No queremos votar, gracias", como llamamiento de la feminidad representada por la figura en primer plano. En oposición, una desgarbada y frenética sufragista aparece corriendo detrás del sereno y elegante pilar de la verdadera feminidad. El mensaje sería que una mujer de verdad no quiere formar parte de algo tan elemental (en el sentido de impropio) como es la política.
El resto de los dibujos se encuentran en el siguiente link:
http://blogdelviejotopo.blogspot.com.uy/2016/01/al-hilo-de-la-pelicula-sufragistas-doce.htmljueves, 20 de abril de 2017
SUFRAGISTAS: CONTEXTO HISTÓRICO
Sufragistas
Contexto histórico
A principios del siglo XX media humanidad quedaba al margen
de las decisiones políticas y esta película nos habla de un momento crucial en
la lucha de unas mujeres por cambiar esta realidad. Nos situamos en la
Inglaterra de principios del siglo XX, concretamente en 1912, poco antes de la
Primera Guerra Mundial (1914-18). En esta época el Primer ministro británico
era H. Asquith del partido Liberal, totalmente opuesto al voto femenino. Gran
Bretaña era una gran potencia hegemónica en Europa, con un gran imperio
colonial y a punto de verse involucrafa en la Primera
Guerra mundial.
En su interior debía hacer frente a graves problemas, como la
conflictividad laboral, como pusieron de relieve las
grandes huelgas de mineros, estibadores, marineros y ferroviarios entre 1910 y
1912. Las condiciones de trabajo de los obreros eran durísimas tanto para los
hombres como para las mujeres, aunque en ciertos casos estas últimas debían
enfrentar peores situaciones. Otra fuente de conflictos en Inglaterra era
"el problema irlandés", que rebrotó con especial virulencia en esta
época. H. Asquith llevó al Parlamento una Ley de Autonomía para Irlanda (abril
de 1912).
Con respecto al sufragismo, es importante señalar que
comienza en la segunda mitad del siglo XIX en Gran Bretaña. Durante este siglo
hubo lentos avances con respecto a los derechos de las mujeres. Con la
ampliación del voto masculino en 1884 (que aún excluía del derecho al voto al
40% de los hombres), algunos grupos de mujeres comenzaron a reclamar ese
derecho para que su voz fuera oída en el Parlamento. En la década de los años
1870 y 80 se crearon las “Sociedades de sufragio”. En 1897 se fundó la “Unión
Nacional de Sociedades de Sufragio Femenino”, que representaba el “sufragismo
moderado” y en 1903 Emmeline Pankhurst funda la “Unión Social y Política de las
Mujeres” una organización que une a mujeres de toda clase social, partidarias
de la acción directa y fuera de la legalidad, si era necesario. “Deeds, not
words” (Hechos, no palabras) era su lema. La llegada del Partido Liberal al
gobierno en 1906 dio esperanzas a ambos grupos, pero aún había demasiadas
fuerzas en contra. Pankhurst pensaba que tras cincuenta años de manifestaciones
pacíficas, protestas en la prensa, peticiones al gobierno, y promesas nunca
cumplidas, había que dar un paso más allá y optar por la desobediencia civil.
A partir de 1916 el panorama político es favorable al sufragismo: Lloyd George, que había sido ministro de Hacienda en el gobierno de H. Asquith, se convierte en Primer Ministro. Él era favorable al voto femenino, como muchos otros diputados. En 1918, el parlamento británico votó una ley que daba el voto a las mujeres mayores de 30 años y con cierto nivel de renta y estudios, en reconocimiento a los servicios prestados a la nación durante la Gran guerra. Pero no fue hasta 1928, tras largos años de lucha, cuando se concede el voto a todas las mujeres mayores de 21 años.
La opinión de la directora (S. Gavron): “A mí, rodar este filme me recordó no sólo lo duro que fue lograr el sufragio universal, y no sólo en Gran Bretaña, sino lo importante que es: cuando consiguieron el voto, se cambiaron también un montón de leyes: el derecho a criar solas a sus hijos, a ser abogadas, a formar parte de un jurado, a tener un mayor acceso a su dinero… Estés donde estés, si no votas y no tienes representación, tu género será ignorado por el Gobierno”.
Tomado de PLAN DE IGUALDAD (IES ALTO CONQUERO)
1) ¿Dónde nos situamos espacial y temporalmente?
2) ¿Qué aspectos se destacan de Gran Bretaña en esa época?
3) ¿Cuáles son los momentos que se destacan en la historia del sufragismo británicos de 1870 a 1928?
4) ¿Podemos afirmar que la lucha de las sufragistas iba más allá de conseguir el voto? Argumenta tu respuesta atendiendo a la opinión de S. Gavron.
miércoles, 19 de abril de 2017
Sufragistas: Links para acceder a materiales
Links donde se puede encontrar información sobre:
* la película "Sufragistas" y una parte de la historia del movimiento por el derecho al voto femenino en Gran Bretaña.
http://www.elespanol.com/cultura/20151218/87741231_0.html
http://elcinecominstrumentoeducativotransver.blogspot.com.uy/2016/02/sufragistas-sufragette-sarah-gavron-2015.html?m=1
* el desarrollo del movimiento feminista y el sufragismo en Europa a principios del siglo XX:
http://www.historiasiglo20.org/sufragismo/triunsufrag.htm
* las mujeres reales que aparecen en la película:
Emmeline Pankhurst
http://www.mujeresenlahistoria.com/2014/06/la-sufragista-inglesa-emmeline.html
http://www.elmundo.es/la-aventura-de-la-historia/2015/12/18/5672b589ca474134438b4698.html
Emily Wilding Davison:
http://www.mujeresenlahistoria.com/2015/09/la-sufragista-del-derby-emily-wilding.html
https://es.wikipedia.org/wiki/Emily_Wilding_Davison https://en.wikipedia.org/wiki/Emily_Davison
martes, 28 de marzo de 2017
Las ideas centrales del socialismo del siglo XIX
Con el desarrollo de la revolución industrial los
obreros adquirieron mayor importancia en la sociedad y en la política,
principalmente con la difusión de las ideas socialistas.
La idea central del socialismo era combatir el sistema capitalista, luchando por una nueva sociedad donde la igualdad de derechos se extendiera de lo político, a lo económico y social. La discusión sobre el camino para llegar a ella dividió al movimiento socialista.
La corriente vinculada al marxismo o “socialismo científico” de Marx y Engels, sostenía que el Estado pertenecía a la burguesía y que sólo la revolución de la clase obrera permitiría conquistarlo para realizar los cambios necesarios. No rechazaban las prácticas electorales, pero las consideraba como un momento de acumulación de fuerzas hasta que la clase obrera organizada estuviera en condiciones de disputar el poder a la burguesía. La revolución consistía en conquistar el Estado para instalar una “dictadura del proletariado” como paso previo para llegar a la sociedad sin clases sociales.
Otro sector era la corriente ideológica conocida como “social reformismo”. Uno de sus principales representantes fue el político alemán Eduard Bernstein. A la vista de los progresos que mostraba la lucha por el sufragio universal, defendía la creación de un partido político de obreros que compitiera por los votos en las elecciones, abandonando la idea de la revolución socialista. Las elecciones permitirían que los socialistas accedieran al Estado para poder realizar reformas que favorecieran a la clase obrera.
Además estaban los anarquistas, como el ruso Mijail Bakunin, quienes no creían en las elecciones ni en el Estado, al que consideraban un instrumento para mantener la explotación de los trabajadores. Pensaban que la sociedad igualitaria solo sería posible en tanto el Estado fuera aniquilado por medio de una revolución social de carácter espontáneo.
La idea central del socialismo era combatir el sistema capitalista, luchando por una nueva sociedad donde la igualdad de derechos se extendiera de lo político, a lo económico y social. La discusión sobre el camino para llegar a ella dividió al movimiento socialista.
La corriente vinculada al marxismo o “socialismo científico” de Marx y Engels, sostenía que el Estado pertenecía a la burguesía y que sólo la revolución de la clase obrera permitiría conquistarlo para realizar los cambios necesarios. No rechazaban las prácticas electorales, pero las consideraba como un momento de acumulación de fuerzas hasta que la clase obrera organizada estuviera en condiciones de disputar el poder a la burguesía. La revolución consistía en conquistar el Estado para instalar una “dictadura del proletariado” como paso previo para llegar a la sociedad sin clases sociales.
Otro sector era la corriente ideológica conocida como “social reformismo”. Uno de sus principales representantes fue el político alemán Eduard Bernstein. A la vista de los progresos que mostraba la lucha por el sufragio universal, defendía la creación de un partido político de obreros que compitiera por los votos en las elecciones, abandonando la idea de la revolución socialista. Las elecciones permitirían que los socialistas accedieran al Estado para poder realizar reformas que favorecieran a la clase obrera.
Además estaban los anarquistas, como el ruso Mijail Bakunin, quienes no creían en las elecciones ni en el Estado, al que consideraban un instrumento para mantener la explotación de los trabajadores. Pensaban que la sociedad igualitaria solo sería posible en tanto el Estado fuera aniquilado por medio de una revolución social de carácter espontáneo.
Socialismo científico
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Social reformismo
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Anarquismo
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Ideólogos
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Posición frente al Estado
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Posición sobre la revolución
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Posición frente a las
elecciones
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sábado, 25 de marzo de 2017
El proletariado minero en Inglaterra (mediados del siglo XIX)
“En la explotación de la hulla de
Cornwall trabajan, bajo tierra o en la superficie, unos 19000 hombres y 11000
mujeres y niños.
La inspiración del aire pobre en oxígeno, saturado de polvo y humo producidos por los explosivos; que se hallan en el fondo de las minas, afecta gravemente los pulmones, provoca perturbaciones en las funciones cardíacas, y afloja el aparato digestivo; el trabajo es muy fatigoso, y en particular el hecho de subir y bajar por las escalas -lo cual, en ciertas minas, toma incluso a jóvenes vigorosos por lo menos una hora cada día antes y después del trabajo- contribuye en gran parte al desarrollo de esos padecimientos, y por esa razón, los hombres que en su juventud comienzan a trabajar en las minas están lejos de adquirir el desarrollo físico correspondiente al de las mujeres que trabajan en la superficie. Muchos mueren jóvenes de tisis galopante y la mayoría en sus mejores años, de tuberculosis de evolución lenta; envejecen prematuramente y devienen inaptos para el trabajo entre los 35 y 45 años, y, muchos pasan casi sin transición del aire caliente del pozo (luego de haber sudado en abundancia subiendo penosamente la escala) al aire frío de la superficie, contraen inflamaciones agudas de las vías respiratorias ya enfermas, que muy frecuentemente tienen consecuencias mortales. El trabajo en la superficie, la trituración y la cribadura de los minerales, es practicado por jovencitas y niños y se le describe como muy sano porque se efectúa al aire libre.
La inspiración del aire pobre en oxígeno, saturado de polvo y humo producidos por los explosivos; que se hallan en el fondo de las minas, afecta gravemente los pulmones, provoca perturbaciones en las funciones cardíacas, y afloja el aparato digestivo; el trabajo es muy fatigoso, y en particular el hecho de subir y bajar por las escalas -lo cual, en ciertas minas, toma incluso a jóvenes vigorosos por lo menos una hora cada día antes y después del trabajo- contribuye en gran parte al desarrollo de esos padecimientos, y por esa razón, los hombres que en su juventud comienzan a trabajar en las minas están lejos de adquirir el desarrollo físico correspondiente al de las mujeres que trabajan en la superficie. Muchos mueren jóvenes de tisis galopante y la mayoría en sus mejores años, de tuberculosis de evolución lenta; envejecen prematuramente y devienen inaptos para el trabajo entre los 35 y 45 años, y, muchos pasan casi sin transición del aire caliente del pozo (luego de haber sudado en abundancia subiendo penosamente la escala) al aire frío de la superficie, contraen inflamaciones agudas de las vías respiratorias ya enfermas, que muy frecuentemente tienen consecuencias mortales. El trabajo en la superficie, la trituración y la cribadura de los minerales, es practicado por jovencitas y niños y se le describe como muy sano porque se efectúa al aire libre.
En las minas de carbón y de
hierro trabajan
niños de 4, 5 y 7 años. La mayoría, sin embargo, tiene más de 8 años. Se les
emplea para transportar el mineral del lugar de excavación al pozo principal, o
bien para abrir y cerrar las puertas giratorias que separan los diferentes
compartimientos de la mina, antes y después del paso de los obreros y del
material. El transporte del carbón
y del mineral de hierro es una labor muy penosa, ya que hay que acarrear dichos
materiales en artesillas bastante grandes sin ruedas, sobre el suelo desigual
de la galería, o sobre la arcilla húmeda, o incluso el agua, izarlas a veces a
lo largo de pendientes abruptas y a través de corredores tan estrechos en
algunos lugares, que los obreros tienen que andar en cuatro patas. Por eso se
utiliza para ese trabajo fatigoso a niños mayorcitos y a adolescentes. Según el
caso hay un obrero por artesilla o dos jóvenes, uno de los cuales tira y el
otro empuja. El trabajo de perforación, efectuado por hombres adultos o por jóvenes
vigorosos, de 16 años o más, es igualmente una tarea muy fatigosa. La duración
habitual de la jornada de trabajo es de 11 ó 12 horas, a veces más. En Escocia,
llega hasta las 14 horas, y con frecuencia se duplica la jornada, de suerte que
todos los obreros son obligados a trabajar 24 horas, a veces incluso 36 horas
de un tirón. Casi siempre no hay hora fija para las comidas, de modo que los
obreros comen cuando tienen hambre y tiempo para ello.”
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Fragmento del libro de Frederich
Engels, La situación de la clase obrera
en Inglaterra, publicado en ese país en 1845.
jueves, 23 de marzo de 2017
El surgimiento de la clase obrera
Junto con el desarrollo de la industria fabril comenzó a aparecer un nuevo actor social que hasta esa época había ocupado un lugar marginal dentro de la sociedad: los obreros. Esto no significa que anteriormente la gente no trabajara; a lo que nos estamos refiriendo es a un grupo de personas que, careciendo de bienes o rentas, debe ponerse a disposición de un empleador durante una parte del día para cobrar un salario que le permita alimentarse, tener vestido, habitación, criar a sus hijos, etcétera.
A diferencia de los campesinos que poseían tierra e instrumentos para trabajarla, los trabajadores solo poseían la fuerza de sus brazos y la capacidad para realizar el trabajo. La existencia de una amplia cantidad de personas que estuvieran dispuestas a trabajar en las fábricas era un requisito previo para el surgimiento del capitalismo fabril.
Los trabajadores de la Inglaterra del siglo XVIII tenían varios orígenes. Un gran número provenía del campo y eran antiguos campesinos que habían perdido sus tierras; muchos obreros eran inmigrantes de zonas azotadas por la hambruna, como fue el caso de los trabajadores irlandeses; otros, eran antiguos artesanos arruinados por el desarrollo de la industria. A su vez, otro factor que permitió incrementar la población trabajadora fue el gran crecimiento de la población que se produjo a partir del siglo XVIII.
La vida obrera
Estos pobres de los campos y las ciudades encontraron en las fábricas un nuevo lugar en la sociedad y desarrollaron un nuevo modo de vida. Sin embargo, la vida de los obreros durante la Revolución Industrial era muy dura. La jornada laboral era larga y agotadora y se trabajaba más de 15 o 16 horas diarias. Los salarios eran bajos. Existían severos códigos de trabajo que imponían multas y reducían el salario por faltas tan leves como abrir una ventana o silbar mientras trabajaban. Además, era un modo de trabajar completamente diferente: quienes habían vivido al aire libre y trabajado con relativa autonomía, debían pasar largas horas en las ruidosas, sucias y oscuras fábricas. En ellas se trabajaba como en el campo: desde la salida hasta la caída del sol, pero con un pequeño descanso a la hora del almuerzo. Además, el trabajador estaba sometido a una férrea disciplina y era controlado todo el tiempo mientras trabajaba. A su vez, se comenzó a desarrollar la práctica de contratar prioritariamente a mujeres y niños porque se les pagaba menos, lo que bajaba los salarios. Ello era posible porque las máquinas simplificaban el trabajo. En los alrededores de las fábricas empezaron a surgir barrios obreros con casas mal construidas, donde familias enteras vivían en una única habitación y las epidemias solían hacer estragos.
A diferencia de los campesinos que poseían tierra e instrumentos para trabajarla, los trabajadores solo poseían la fuerza de sus brazos y la capacidad para realizar el trabajo. La existencia de una amplia cantidad de personas que estuvieran dispuestas a trabajar en las fábricas era un requisito previo para el surgimiento del capitalismo fabril.
Los trabajadores de la Inglaterra del siglo XVIII tenían varios orígenes. Un gran número provenía del campo y eran antiguos campesinos que habían perdido sus tierras; muchos obreros eran inmigrantes de zonas azotadas por la hambruna, como fue el caso de los trabajadores irlandeses; otros, eran antiguos artesanos arruinados por el desarrollo de la industria. A su vez, otro factor que permitió incrementar la población trabajadora fue el gran crecimiento de la población que se produjo a partir del siglo XVIII.
La vida obrera
Estos pobres de los campos y las ciudades encontraron en las fábricas un nuevo lugar en la sociedad y desarrollaron un nuevo modo de vida. Sin embargo, la vida de los obreros durante la Revolución Industrial era muy dura. La jornada laboral era larga y agotadora y se trabajaba más de 15 o 16 horas diarias. Los salarios eran bajos. Existían severos códigos de trabajo que imponían multas y reducían el salario por faltas tan leves como abrir una ventana o silbar mientras trabajaban. Además, era un modo de trabajar completamente diferente: quienes habían vivido al aire libre y trabajado con relativa autonomía, debían pasar largas horas en las ruidosas, sucias y oscuras fábricas. En ellas se trabajaba como en el campo: desde la salida hasta la caída del sol, pero con un pequeño descanso a la hora del almuerzo. Además, el trabajador estaba sometido a una férrea disciplina y era controlado todo el tiempo mientras trabajaba. A su vez, se comenzó a desarrollar la práctica de contratar prioritariamente a mujeres y niños porque se les pagaba menos, lo que bajaba los salarios. Ello era posible porque las máquinas simplificaban el trabajo. En los alrededores de las fábricas empezaron a surgir barrios obreros con casas mal construidas, donde familias enteras vivían en una única habitación y las epidemias solían hacer estragos.
Las condiciones a las que eran sometidos llevó a los obreros a organizarse para luchar y tratar de obtener leyes y mejoras. Se hicieron peticiones y se organizaron huelgas pacíficas que fueron contestadas represivamente por las autoridades.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------- -Tomado de "El Libro de la Sociedad en el tiempo y en el espacio 8", Buenos Aires, Estrada, 1997.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------- -Tomado de "El Libro de la Sociedad en el tiempo y en el espacio 8", Buenos Aires, Estrada, 1997.
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