jueves, 23 de marzo de 2017

El surgimiento de la clase obrera

Junto con el desarrollo de la industria fabril comenzó a aparecer un nuevo actor social que hasta esa época había ocupado un lugar marginal dentro de la sociedad: los obreros. Esto no significa que anteriormente la gente no trabajara; a lo que nos estamos refiriendo es a un grupo de personas que, careciendo de bienes o rentas, debe ponerse a disposición de un empleador durante una parte del día para cobrar un salario que le permita alimentarse, tener vestido, habitación, criar a sus hijos, etcétera. 

A diferencia de los campesinos que poseían tierra e instrumentos para trabajarla, los  trabajadores solo poseían la fuerza de sus brazos y la capacidad para realizar el trabajo. La existencia de una amplia cantidad de personas que estuvieran dispuestas a trabajar en las fábricas era un requisito previo para el surgimiento del capitalismo fabril.


Los trabajadores de la Inglaterra del siglo XVIII tenían varios orígenes. Un gran número provenía del campo y eran antiguos campesinos que habían perdido sus tierras; muchos obreros eran inmigrantes de zonas azotadas por la hambruna, como fue el caso de los trabajadores irlandeses; otros, eran antiguos artesanos arruinados por el desarrollo de la industria. A su vez, otro factor que permitió incrementar la población trabajadora fue el gran crecimiento de la población que se produjo a partir del siglo XVIII.



La vida obrera

Estos pobres de los campos y las ciudades encontraron en las fábricas un nuevo lugar en la sociedad y desarrollaron un nuevo modo de vida. Sin embargo, la vida de los obreros durante la Revolución Industrial era muy dura. La jornada laboral era larga y agotadora y se trabajaba más de 15 o 16 horas diarias. Los salarios eran bajos. Existían severos códigos de trabajo que imponían multas y reducían el salario por faltas tan leves como abrir una ventana o silbar mientras trabajaban. Además, era un modo de trabajar completamente diferente: quienes habían vivido al aire libre y trabajado con relativa autonomía, debían pasar largas horas en las ruidosas, sucias y oscuras fábricas. En ellas se trabajaba como en el campo: desde la salida hasta la caída del sol, pero con un pequeño descanso a la hora del almuerzo. Además, el trabajador estaba sometido a una férrea disciplina y era controlado todo el tiempo mientras trabajaba. A su vez, se comenzó a desarrollar la práctica de contratar prioritariamente a mujeres y niños porque se les pagaba menos, lo que bajaba los salarios. Ello era posible porque las máquinas simplificaban el trabajo. En los alrededores de las fábricas empezaron a surgir barrios obreros con casas mal construidas, donde familias enteras vivían en una única habitación y las epidemias solían hacer estragos.

Las condiciones a las que eran sometidos llevó a los obreros a organizarse para luchar y tratar de obtener leyes y mejoras. Se hicieron peticiones y se organizaron huelgas pacíficas que fueron contestadas represivamente por las autoridades.



--------------------------------------------------------------------------------------------------------------- -Tomado de "El Libro de la Sociedad en el tiempo y en el espacio 8", Buenos Aires, Estrada, 1997.

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