jueves, 30 de agosto de 2018

La inmediata posguerra. El Plan Marshall

La recuperación de posguerra de los países que pronto formarían el Mercado Común Europeo está directamente vinculada a la intervención económica y política que para ello pusieron en marcha los Estados Unidos.

Esta actitud fue impulsada por dos razones fundamentales vinculadas a los intereses económicos y políticos norteamericanos. Por una parte, la impresionante capacidad productiva que habían desarrollado, junto a la internacionalización de su economía y finanzas, impulsaban al complejo industrial y bancario de este país a presionar por una política económica expansionista. Por otra, la propagación de una ideología que otorgaba a los Estados Unidos el papel de defensores de las libertades y de la democracia burguesa. En este sentido, para los dirigentes políticos norteamericanos dejar abandonada a su propia suerte a la debilitada Europa equivalía a  dejarla en manos de las presiones populares y bajo la "amenaza" de los movimientos comunistas.

Precisamente, en Francia, el Partido Comunista se convirtió en la principal fuerza electoral en 1946, con el 28 % de los votos. Mientras que en Italia, entre socialistas y comunistas sumaban más del 40 % de los sufragios.

Pero el supuesto más temible para las pretensiones políticas de los Estados Unidos se produjo en 1947 en Grecia, donde la guerrilla popular comunista, organizada durante los años de resistencia al nazismo, continuaba en pie de lucha y había realizado importantes avances. Al mismo tiempo las tensiones en la frontera con Turquía hacían pensar en una pronta intervención militar de los soviéticos.

Estas consideraciones fueron decisivas para que  la administración Truman (sucesor de Roosevelt en la presidencia de los EEUU) accediera a darle apoyo político y financiero a los partidos moderados de Grecia y Turquía. El Congreso aprobó la ayuda económica el 12 de marzo de 1947, el día en que Truman expuso las ideas que justificarían el intervencionismo estadounidense en el exterior durante la denominada "guerra fría".

En 1948 el general Marshall -secretario de Estado- presentó un programa concreto de ayuda a los países europeos, hasta que lograran afianzar su reconstrucción económica y social. Se reconocía que la pobreza, el desempleo, la escasez y el hambre eran factores que no permitían el desarrollo de "instituciones libres", y sí estaban en el origen del totalitarismo.

El 4 de abril de 1948, el presidente Truman aprobó la propuesta de Marshall, con el nombre de European Recovery Plan. La propuesta también iba dirigida a los países que quedaban en la zona de influencia soviética, pero el gobierno comunista de Moscú presionó para que no se la aceptara. También quedó afuera España -aunque sólo al principio- debido a las características fascistas de su sistema político.

Entre 1948 y 1961, el ayuda económica de los Estados Unidos para la reconstrucción de Europa superó los 30 mil millones de dólares, siendo sus principales beneficiarios Gran Bretaña, Francia, Alemania Federal e Italia.

La aplicación del Plan tendría notables consecuencias en la sociedad europea occidental, una de las cuales fue la marginación de los partidos que aspiraban a un cambio revolucionario como medio para solucionar los problemas económicos y sociales del continente. También constituyó un momento excepcional en las relaciones históricas entre Europa y los Estados Unidos.








sábado, 4 de agosto de 2018

Consecuencias de la segunda guerra mundial. Las pérdidas materiales

Economía y destrucción

Tras la destrucción económica y material el panorama agrícola, industrial y financiero de Europa era un caos absoluto. Inflación y derrumbe de la capacidad industrial eran las principales características económicas al final de la guerra. 

En Polonia la destrucción era total. Escenario de la guerra durante prácticamente todo el conflicto, saqueada y destruida por los alemanes antes y después de su retirada hacia Berlín. La total carencia de recursos productivos o financieros se completó con la aparición de la calamidad del hambre.

La Unión Soviética era "tierra quemada". Instalaciones y diques fluviales, vías de comunicación y más de 7.000 kilómetros de ferrocarriles fueron destruidos o quedaron inservibles. La vida rural en la Unión Soviética padeció las peores calamidades y tardó mucho tiempo en recuperarse. La pérdida de mano de obra, la muerte del ganado, la ruina de las cosechas y plantaciones, o el deterioro del suelo, colocaron a la agricultura del país en una situación insostenible. 

La magnitud de la catástrofe económica y material fue también notable en el resto de Europa. Además de Rusia o Polonia, Alemania, Holanda, Bélgica, Italia, Yugoslavia y Grecia acusaron los efectos de la devastación. Muy pocas ciudades se libraron de sufrir daños: Varsovia, Berlín, Milán, Turín, Lyon, Leningrado, Kíev, Dusseldorf, Dresde, Francfort, Colonia, etc., junto al norte de Francia, presentaban la huella de los más brutales ataques y bombardeos de la historia europea. 

Stalingrado después de la batalla, Rusia

En Francia, no menos de 6.000 puentes habían sido destruidos, los principales puertos permanecían dañados y, en los centros urbanos, dos millones de casas se encontraban totalmente derrumbadas.

Alemania, que sufrió los peores ataques de la parte final del conflicto, parecía un paisaje lunar en el que se mezclaban los cráteres de las bombas con los hierros retorcidos de casas, ferrocarriles y puentes. En su parte occidental fueron destruidos 740 de los 958 puentes que la mantenían comunicada sus diferentes regiones. El tendido ferroviario de la parte oriental había desaparecido por completo.

En general, el impacto sobre las vías de comunicación sería el principal obstáculo para tratar de normalizar la vida europea, junto a las propias pérdidas humanas y la destrucción de viviendas. Los ejércitos ocupantes tuvieron que empezar por restablecer puentes, arreglar carreteras y desbloquear canales.

Adaptado de F. García de Cortázar y J. Mª. Lorenzo Espinosa, Historia del Mundo Actual 1945-1995Alianza Editorial. 




Consecuencias de la segunda guerra mundial. Las pérdidas humanas

Para el conjunto del conflicto de 1939-1945, tanto en Europa como en Asia, las cifras de pérdidas humanas son impresionantes, las mayores que una guerra haya producido en toda la historia. En total se calculan 55 millones, 25 millones de los cuales eran militares y el resto civiles, sin contar 6 millones de judíos asesinados en el Holocausto ocasionado por los Nazis. Pero esto es sólo una estimación aproximada, las destrucciones de registros civiles por bombardeos aéreos, la confusión provocada por los traslados de población –que imposibilita distinguir entre fallecido y desaparecidos- y la pérdida de parte de la documentación han impedido un mayor acercamiento a la cifra real de los muertos.


A pesar de su falta de precisión, estas cifras aproximadas proporcionan una idea de la sangría demográfica que significó la Segunda Guerra Mundial, con un descenso de la población casi cuatro veces mayor que el ocasionado por la de 1914-1918. Esta diferencia se explica por la considerable extensión del teatro de operaciones bélicas y por la implicación directa de toda la población en la guerra como efecto de los bombardeos aéreos. Todo ello agravado porque algunos países (Japón y la URSS principalmente) no respetaban la Convención de Ginebra de 1864 sobre prisioneros de guerra, y por las políticas racistas de exterminio sistemático llevadas a cabo por el Tercer Reich. 

A estas cifras se deben añadir 35 millones de heridos y 3 millones de desaparecidos, así como las víctimas de la sub alimentación, quienes sufrían de enfermedades como la tuberculosis y el raquitismo. Además, esa hecatombe demográfica tendría consecuencias a largo plazo; en las pirámides de edades correspondientes a países como la Unión Soviética, Polonia, Yugoslavia y Alemania, se puede observar un desequilibrio en los indicadores de edad y sexo, que representa un notable descenso de la población activa que afectó de manera inmediata la reconstrucción de esos países y años después impactaría sobre el comportamiento del índice de natalidad.

Dice el historiador Eric Hobsbawm en su libro Historia del siglo XX:

"Las pérdidas ocasionadas por la guerra son literalmente incalculables y es imposible incluso realizar estimaciones aproximadas, pues a diferencia de lo ocurrido en la primera guerra mundial las bajas civiles fueron tan importantes como las militares y las peores matanzas se produjeron en zonas, o en lugares, en que no había nadie que pudiera registrarlas o que se preocupara de hacerlo. Según las estimaciones, las muertes causadas directamente por la guerra fueron de tres a cinco veces superiores a las de la primera guerra mundial (Milward, 1979, p. 270; Petersen, 1986) y supusieron entre el 10 y el 20 por 100 de la población total de la URSS, Polonia y Yugoslavia y entre el 4 y el 6 por 100 de la población de Alemania, Italia, Austria, Hungría, Japón y China. En Francia y Gran Bretaña el número de bajas fue muy inferior al de la primera guerra mundial —en torno al 1 por 100 de la población—, pero en los Estados Unidos fueron algo más elevadas. Sin embargo, todas esas cifras no son más que especulaciones. Las bajas de los territorios soviéticos se han calculado en diversas ocasiones, incluso oficialmente, en 7, 11, 20 o incluso 30 millones. De cualquier forma, ¿qué importancia tiene la exactitud estadística cuando se manejan cifras tan astronómicas? ¿Acaso el horror del holocausto sería menor si los historiadores llegaran a la conclusión de que la guerra no exterminó a 6 millones de personas (estimación aproximada original y, casi con toda seguridad, exagerada) sino a cinco o incluso a cuatro millones? ¿Qué importancia tiene que en el asedio al que los alemanes sometieron a Leningrado durante 900 días (1941-1944) murieran un millón de personas por efecto del hambre y el agotamiento o tan sólo 750.000 o medio millón de personas? ¿Es posible captar el significado real de las cifras más allá de la realidad que se ofrece a la intuición? ¿Qué significado tiene para quien lea estas líneas que de los 5,7 millones de prisioneros de guerra rusos en Alemania murieron 3,3 millones? (Hirschfeld, 1986). El único hecho seguro respecto a las bajas causadas por la guerra es que murieron más hombres que mujeres. En la URSS, todavía en 1959, por cada siete mujeres comprendidas entre los 35 y 50 años había solamente cuatro hombres de la misma edad (Milward, 1979, p. 212). Una vez terminada la guerra fue más fácil la reconstrucción de los edificios que la de las vidas de los seres humanos."

Cementerio militar de la II Guerra Mundial cerca de Colleville-sur-mer en Normandía.


Este memorial en Lidice, República Checa, conmemora a las mujeres y los niños enviados a campos de concentración nazis.

viernes, 3 de agosto de 2018

Algunas consecuencias inmediatas de la segunda guerra mundial

En el plano político, la victoria aliada confirmó una reorganización de las hegemonías mundia­les. En junio de 1945, antes de que el último enemigo estuviera fuera de juego, la Conferencia de San Francisco proyectó la creación de un nuevo organismo internacional, con el objetivo de preservar la paz mundial y los derechos humanos: la Organización de las Naciones Unidas.

Un mes después, en la Conferencia de Postdam, Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos y la Unión Soviética acordaron ocupar militarmente Alemania y dividirla en cuatro zonas —cada una bajo la hegemonía de uno de ellos—, con control de un consejo interaliado. Se definieron allí las nuevas fronteras de Europa y se afirmaron las esferas de influencia de Estados Unidos y la Unión Soviética que por haber aportado decisivamente al triunfo se convertirían en las poten­cias de la segunda mitad del siglo xx.

Con más de 55 millones de muertos —entre ellos 6 millones de judíos exterminados por los nazis—, la segunda guerra dejaba tras de sí una Europa materialmente destrozada y un futuro incierto para el mundo. Los años que siguieron debieron reconstruir economías, recomponer sociedades fragmentadas y asegurar la imposibilidad de una catástrofe similar.



Tomado de Historia 3. Mundo, América Latina y Urugua, 1850-2000. Ed. Santillana.

El desenlace de la segunda guerra mundial

El cerco sobre Berlín y la capitulación alemana

Mientras los "tres grandes" —Churchill, Roosevelt y Stalin— se reunían en Yalta, en febrero de 1945, para “repartirse” el mundo después de la guerra, los soviéticos avanzaban sobre Europa Central, en dirección a Berlín. Otro tanto hacían las tropas americanas desde el oeste. Ambos ejércitos se encontraban a 100 kilómetros de la capital alemana, en marzo de 1945. Cercado y sin posibilidad de reacción, Hitler se suicidó en su bunker, el 30 de abril, junto con sus más directos colaboradores. En ese mismo mes, los partisanos italianos habían capturado a Mussolini, que fue ejecutado y colgado en una plaza pública de Milán. El último gobierno del Reich duró apenas una semana, hasta que el mariscal Doenitz firmó la capitulación incondicional de Alemania, los días 7 y 8 de mayo de 1945.

Los soviéticos izando su bandera sobre el parlamento alemán


La batalla final contra Japón

Para la primavera del 45, quedaba Japón como último bastión del antiguo Eje, decidido a no ceder el Pacífico a los americanos. Su poderosa flota y la acción de sus kamikazes implicaron una larga lucha para los estadounidenses, que avanzaban lentamente, de isla en isla. Durante las batallas de lwo Jima y Okinawa, los bombarderos estadounidenses arreciaron sobre ciudades y centros industriales, pero la resistencia japonesa parecía invulnerable. La batalla en Filipinas se estancó durante meses. Fue entonces que el presidente Harry Truman, sucesor de Roosevelt a su muerte, tomó la decisión que cambiaría el futuro de la guerra y del mundo. El 6 de agos­to de 1945, una bomba atómica cayó sobre Hiroshima y, tres días después, otra arrasó Nagasaki. Las negociaciones de paz se iniciaron de inmediato y la rendición de Japón se firmó el 2 de setiembre de 1945.

Hiroshima después de la bomba



Tomado de Historia 3. Mundo, América Latina y Urugua, 1850-2000. Ed. Santillana.

jueves, 2 de agosto de 2018

Las bombas de Hiroshima y Nagasaki


1945: El Desastre de Hiroshima

La bomba atómica de Hiroshima estalló exactamente a las 08:15 del 6 de agosto de 1945 hora japonesa, en ese instante del reloj, cada año, se realiza un minuto de silencio en la ciudad (sesenta segundos) para recordar a las más de 140.000 víctimas, 78.000 de las cuales murieron en menos tiempo del que lleva leer estos párrafos. Alrededor de 50.000 personas se congregan en el Parque de la Paz de Hiroshima, entre ellos sobrevivientes de la tragedia y los familiares de las personas que murieron durante el ataque. Niños y adultos colocaran flores en un memorial y una campana resuena en recuerdo del momento de la explosión y luego se da el minuto de silencio.

El lanzamiento de "Little Boy" en 1945

A las 08:15 cayó un manto de silencio sobre una ciudad que hace 60 años sólo vio un intenso fogonazo de luz. El legado histórico del ataque en Hiroshima aún es centro de debate. Los estadounidenses sostienen que el ataque puso fin a la Segunda Guerra Mundial, pero algunos historiadores señalan que Japón, ya estaba perdiendo la guerra cuando se lanzaron las bombas atómicas. La bomba de Hiroshima fue seguida por la de Nagasaki el 9 de agosto, donde sus habitantes también pudieron ver un intenso fogonazo.

El 6 de agosto de 1945 a las 08:10 de la mañana muchos de sus 350.000 habitantes se preparaban para ir al colegio o al trabajo. Cinco minutos después todo cambió. A las 8:15 horas un bombardero militar americano llamado “Enola Gay” arrojaba una bomba atómica llamada “Little Boy” en el corazón de la ciudad de Hiroshima. La bomba, de uranio enriquecido, con sus 4 toneladas de peso, fue detonada a 600 metros de altura sobre la ciudad, estallando con una fuerza equivalente a la de 12.500 toneladas de explosivo altamente destructivo. La totalidad de Hiroshima quedó prácticamente reducida a escombros. La estimación final del número de muertes es de 200.000 víctimas. A pesar de las horribles consecuencias de este atroz experimento nuclear, tres días después, el 9 de agosto, Estados Unidos arrojó una segunda bomba atómica conocida como "Fat Man", siendo esta vez de plutonio.

Nuevamente, el resultado fue la destrucción masiva de la ciudad y la muerte de casi 100.000 personas.Como consecuencia de la explosión nuclear, una enorme bola de fuego envolvió la ciudad de Hiroshima, dejando las sombras de las personas impregnadas en los muros y calles. Aquellas sombras muertes son re-dibujadas cada año como una conmemoración, fantasmagórica, a los que así murieron. Aquellos que no se convirtieron en polvo ardieron por el extremado calor, que superó los 5.000ºC de temperatura. Incluso partes de los edificios sencillamente se derritieron. 

La mayoría de los que sobrevivieron sólo lo hicieron por unos pocos días. Los supervivientes, además de los efectos inmediatos de la bomba, empezaron a aparecer rápidamente otras alteraciones de la salud en aquellas personas que aparentemente habían resultado ilesas (síndrome agudo de radiación, diarreas, hematomas, pérdida total o parcial de pelo, disminución extrema de los glóbulos blancos de la sangre, cansancio generalizado). Los supervivientes de las bombas de Hiroshima y Nagasaki se autodenominan "Hibakusha" y muchos de ellos están afectados por aquellas explosiones cuyos efectos sufren todavía en forma de graves alteraciones de su salud como anemia, leucemia y tumores malignos. Muchos hibakusha padecen graves trastornos psíquicos y alteraciones de su conducta social y cientos de miles de personas siguen necesitando tratamiento médico hoy día gracias a los efectos radiactivos. 

La conclusión para muchos investigadores es que estos bombardeos fueron crueles experimentos nucleares para demostrar el predominio político y militar de los Estados Unidos en el mundo emergente tras la Segunda Guerra Mundial.

Imagen previa al lanzamiento del "Little boy"
(muchachito) desde el B-29 Enola Gay,
 lanzado el 6 de agosto de 1945.
Imagen del instante de la Explosión de la bomba en Hiroshima.


 
Ciudad de Nagasaki destruida tras la segunda bomba atómica, lanzada el 9 de agosto, desde el Bombardero Bockard.




¿Culpables...? solo víctimas






Mujer que sobrevivió calcinada a la
bomba en Nagasaki.

Víctima de la bomba de Hiroshima.
Texto extraído de: http://www.greenpeace.org/espana/campaigns/desarme/desarme-nuclear/


Harry Truman a los estadounidenses
Dieciséis horas después del ataque el Presidente Truman anunció públicamente desde Washington el uso de una bomba atómica:


"Los japoneses comenzaron la guerra desde el aire en Pearl Harbor. Ahora les hemos devuelto el golpe multiplicado. Con esta bomba hemos añadido un nuevo y revolucionario incremento en destrucción a fin de aumentar el creciente poder de nuestras fuerzas armadas. En su forma actual, estas bombas se están produciendo. Incluso están en desarrollo otras más potentes. [...] Ahora estamos preparados para arrasar más rápida y completamente toda la fuerza productiva japonesa que se encuentre en cualquier ciudad. Vamos a destruir sus muelles, sus fábricas y sus comunicaciones. No nos engañemos, vamos a destruir completamente el poder de Japón para hacer la guerra. [...] El 26 de julio publicamos en Potsdam un ultimátum para evitar la destrucción total del pueblo japonés. Sus dirigentes rechazaron el ultimátum inmediatamente. Si no aceptan nuestras condiciones pueden esperar una lluvia de destrucción desde el aire como la que nunca se ha visto en esta tierra."
                                                      El presidente de los Estados Unidos Harry S. Truman

miércoles, 1 de agosto de 2018

El horror del holocausto


El Holocausto fue la persecución y el asesinato sistemático, burocráticamente organizado y auspiciado por el Estado, de aproximadamente seis millones de judios por el régimen nazi y sus colaboradores.

Los nazis, que llegaron al poder en Alemania en enero de 1933, creían que los alemanes eran una "raza superior" y que los judíos, considerados "inferiores", eran una amenaza extranjera para la llamada comunidad racial alemana.

Durante la era del Holocausto, las autoridades alemanas persiguieron a otros grupos también considerados "inferiores", como: los romaníes (gitanos), los discapacitados y algunos pueblos eslavos (polacos y rusos, entre otros). Otros grupos fueron perseguidos por motivos políticos, ideológicos y de comportamiento, entre ellos los comunistas, los socialistas, los testigos de Jehová y los homosexuales.En 1933, la población judía de Europa ascendía a más de nueve millones, y la mayoría de los judíos europeos vivía en países que la Alemania nazi ocuparía o dominaría durante la Segunda Guerra Mundial. Para el año 1945, los alemanes y sus colaboradores habían asesinado aproximadamente a dos de cada tres judíos europeos como parte de la llamada: "Solución final": la política nazi para asesinar a los judíos de Europa. Entre otras víctimas se incluyen 200 mil romaníes (gitanos). Como mínimo, 200 mil pacientes discapacitados física o mentalmente, en su mayoría alemanes y que vivían en instituciones, fueron asesinados en el marco del llamado Programa de Eutanasia.

A medida que el régimen nazi se propagaba por Europa, los alemanes y sus colaboradores perseguían y asesinaban a millones de personas. Entre dos y tres millones de prisioneros de guerra soviéticos fueron asesinados o murieron de inanición, enfermedades, negligencia o maltrato. Los intelectuales polacos no judíos fueron perseguidos y asesinados por los alemanes. Millones de civiles polacos y soviéticos fueron deportados para realizar trabajos forzados en Alemania o en la Polonia ocupada, donde generalmente trabajaban y muchas veces morían en condiciones deplorables. Desde los primeros años del régimen nazi, las autoridades alemanas persiguieron a los homosexuales y a otras personas cuyos comportamientos no se ajustaban a las normas sociales prescritas. Miles de oponentes políticos (comunistas, socialistas y sindicalistas), así como disidentes religiosos (como los testigos de Jehová), fueron perseguidos por oficiales de la policía alemana. Muchas de estas personas murieron como resultado de la encarcelación y el maltrato.