El golpe de Estado y la dictadura de Terra
El 31 de marzo de 1933, con el apoyo de sus aliados políticos y de las fuerzas conservadoras —sobre todo el Comité de Vigilancia Económica—, el presidente Gabriel Terra dio un golpe de Estado. A diferencia de otras experiencias similares en América Latina, en Uruguay las Fuerzas Armadas no participaron directamente en él. El presidente apenas contó con el apoyo de la policía y del cuerpo de
bomberos. Pese a ello, el ejército no se opuso; la oficialidad, mayoritariamente colorada y antibatllista, se mantuvo al margen y no defendió la legalidad.
El dictador disolvió el Consejo y el Parlamento y estableció una Junta de Gobierno y una Asamblea Deliberante. Como toda dictadura, eliminó las libertades públicas, censuró a la prensa y persiguió a la oposición con exilio, cárcel y asesinato. A pesar de la represión que llevó adelante contra sus adversarios —batllístas, nacionalistas independientes, socialistas y comunistas—, el apoyo que le brindaran sectores blancos y colorados contribuyó a que no prohibiera los partidos políticos.
La población no mostró resistencias. Salvo la huelga estudiantil en respuesta a la ocupación de la Universidad, no hubo manifestaciones populares de protesta. Los episodios más trágicos provocados por la dictadura fueron el suicidio de Baltasar Brum y el asesinato de Julio César Grauert, ambos líderes radicales del Partido Colorado. El alzamiento armado encabezado por el caudillo blanco Basilio Muñoz y secundado, entre otros, por el nacionalista Ismael Cortinas y el colorado Luis Batlle Berres, sobrino de "don Pepe", fue dominado en una semana.
Tomado de Historia 3, Editorial Santillana
No hay comentarios:
Publicar un comentario