Consecuencias de la Segunda Guerra Mundial
Resulta imposible determinar con exactitud la
cantidad de muertes en la Segunda Guerra Mundial, ya sea porque el régimen ruso
escondió la información, o porque contabilizar las muertes de civiles era una
tarea desmedida. Las pérdidas humanas fueron entre 50 y 60 millones de
personas, la mitad civiles. Si la Primera Guerra Mundial fue una tragedia para
los combatientes, y para las regiones donde ocurrieron las batallas, durante la
Segunda este escenario se amplió y el nivel de mortandad de la población civil
fue enorme. Por ejemplo, se puede señalar que tras el ataque aéreo aliado a la
ciudad alemana de Dresden murieron más de 600 mil personas, o que la caída de
la primera bomba atómica en Hiroshima provocó la muerte instantánea de más de
100 mil personas. En el asedio a Stalingrado murieron más de 900 mil personas
de hambre, y en los centros de detención alemanes, de los 5,7 millones de
prisioneros rusos, murieron 3,3 millones. Además se ocasionó el extermino de 6
millones de judíos aproximadamente. En las ciudades bombardeadas no solo
murieron civiles en forma masiva, sino que los sobrevivientes sufrieron
secuelas que los afectaron a ellos y a las generaciones posteriores. Las
huellas de la profundidad de la experiencia vivida fueron difíciles de borrar y
permanecen en la memoria colectiva. En Francia, unos tres millones de personas habrían
actuado como colaboradores del régimen nazi, denunciando a sus conciudadanos al
gobierno de ocupación. La postguerra traería venganza y represalias por parte
de los afectados.
Tras
la guerra, Europa quedó totalmente destruida y un nuevo mapa de influencias
comenzó a configurarse. Los deseos de no volver a repetir la experiencia
destructiva de ambas contiendas, y de alcanzar una paz duradera, se concretaron
en la creación de las Naciones Unidas. Gran parte del mundo comenzó a depender de
los préstamos y del comercio de Estados Unidos, que se había convertido en la
mayor potencia económica mundial. Europa perdió definitivamente su rol
hegemónico en la comunidad internacional, papel que fue ocupado por Estados
Unidos. Las grandes potencias europeas se debilitaron y, prontamente, en las
décadas siguientes, perdieron sus colonias de Asia y África. El mundo se
dividió en dos bloques ideológicamente enfrentados: el comunista, liderado por
la Unión Soviética, y el liberal capitalista, dirigido por Estados Unidos. Alemania
quedó dividida en la República Federal de Alemania (RFA) y la República Democrática
de Alemania (RDA). La URSS se anexó los Estados bálticos y mantuvo bajo su influencia
a la mayoría de los países que fueron liberados por el Ejército Rojo: Polonia,
Checoslovaquia, Hungría, Bulgaria, Rumania y Alemania Oriental. En estos
países, los partidos democráticos fueron suprimidos y se impuso el modelo
soviético de partido único.
Con
el objeto de erradicar definitivamente el nazismo y el fascismo los países
aliados instituyeron el Tribunal Militar Internacional de Nuremberg, donde se
definió el genocidio y
culpabilidad de todas las personas que habían participado en acciones criminales
de lesa humanidad. Este término de “lesa
humanidad” se utiliza en los distintos procesos de Nuremberg como
respuesta a la insuficiencia de la categoría Crimen de Guerra, que solo se
podía aplicar a acciones contra combatientes enemigos y que no incluía los
crímenes contra personas civiles pertenecientes al mismo país o a países
neutrales.
VOCABULARIO
• Genocidio: actos perpetrados con la intención de
destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial, político o
religioso, con algún propósito particular.
• Crímenes de lesa humanidad: conductas tipificadas como asesinato,
exterminio, deportación o desplazamiento forzoso, encarcelación, tortura, violación,
prostitución forzada, esterilización forzada, persecución por motivos
políticos, religiosos, ideológicos, raciales, étnicos u otros.
Tomado de: Gonzalo Álvarez y Macarena
Barahona, “Historia y Ciencias Sociales”, Santiago de Chile.