domingo, 30 de agosto de 2020

Consecuencias de la segunda guerra mundial

Consecuencias de la Segunda Guerra Mundial

Resulta imposible determinar con exactitud la cantidad de muertes en la Segunda Guerra Mundial, ya sea porque el régimen ruso escondió la información, o porque contabilizar las muertes de civiles era una tarea desmedida. Las pérdidas humanas fueron entre 50 y 60 millones de personas, la mitad civiles. Si la Primera Guerra Mundial fue una tragedia para los combatientes, y para las regiones donde ocurrieron las batallas, durante la Segunda este escenario se amplió y el nivel de mortandad de la población civil fue enorme. Por ejemplo, se puede señalar que tras el ataque aéreo aliado a la ciudad alemana de Dresden murieron más de 600 mil personas, o que la caída de la primera bomba atómica en Hiroshima provocó la muerte instantánea de más de 100 mil personas. En el asedio a Stalingrado murieron más de 900 mil personas de hambre, y en los centros de detención alemanes, de los 5,7 millones de prisioneros rusos, murieron 3,3 millones. Además se ocasionó el extermino de 6 millones de judíos aproximadamente. En las ciudades bombardeadas no solo murieron civiles en forma masiva, sino que los sobrevivientes sufrieron secuelas que los afectaron a ellos y a las generaciones posteriores. Las huellas de la profundidad de la experiencia vivida fueron difíciles de borrar y permanecen en la memoria colectiva. En Francia, unos tres millones de personas habrían actuado como colaboradores del régimen nazi, denunciando a sus conciudadanos al gobierno de ocupación. La postguerra traería venganza y represalias por parte de los afectados.

Tras la guerra, Europa quedó totalmente destruida y un nuevo mapa de influencias comenzó a configurarse. Los deseos de no volver a repetir la experiencia destructiva de ambas contiendas, y de alcanzar una paz duradera, se concretaron en la creación de las Naciones Unidas. Gran parte del mundo comenzó a depender de los préstamos y del comercio de Estados Unidos, que se había convertido en la mayor potencia económica mundial. Europa perdió definitivamente su rol hegemónico en la comunidad internacional, papel que fue ocupado por Estados Unidos. Las grandes potencias europeas se debilitaron y, prontamente, en las décadas siguientes, perdieron sus colonias de Asia y África. El mundo se dividió en dos bloques ideológicamente enfrentados: el comunista, liderado por la Unión Soviética, y el liberal capitalista, dirigido por Estados Unidos. Alemania quedó dividida en la República Federal de Alemania (RFA) y la República Democrática de Alemania (RDA). La URSS se anexó los Estados bálticos y mantuvo bajo su influencia a la mayoría de los países que fueron liberados por el Ejército Rojo: Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Bulgaria, Rumania y Alemania Oriental. En estos países, los partidos democráticos fueron suprimidos y se impuso el modelo soviético de partido único.

Con el objeto de erradicar definitivamente el nazismo y el fascismo los países aliados instituyeron el Tribunal Militar Internacional de Nuremberg, donde se definió el genocidio y culpabilidad de todas las personas que habían participado en acciones criminales de lesa humanidad. Este término de “lesa humanidad” se utiliza en los distintos procesos de Nuremberg como respuesta a la insuficiencia de la categoría Crimen de Guerra, que solo se podía aplicar a acciones contra combatientes enemigos y que no incluía los crímenes contra personas civiles pertenecientes al mismo país o a países neutrales.



VOCABULARIO

• Genocidio: actos perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial, político o religioso, con algún propósito particular.

• Crímenes de lesa humanidad: conductas tipificadas como asesinato, exterminio, deportación o desplazamiento forzoso, encarcelación, tortura, violación, prostitución forzada, esterilización forzada, persecución por motivos políticos, religiosos, ideológicos, raciales, étnicos u otros.




Tomado de: Gonzalo Álvarez y Macarena Barahona, “Historia y Ciencias Sociales”, Santiago de Chile.

sábado, 29 de agosto de 2020

Características de la segunda guerra mundial


En una guerra de ideologías parece que todo puede valer. En la Segunda Guerra Mundial se enfrentaron visiones de mundo total y absolutamente contrapuestas; fue, por lo tanto, una guerra de exterminio, donde las posibilidades de negociación eran imposibles. En ella se jugaba la defensa no solo de sistemas políticos diferentes –democracia liberal o autoritarismo nazi-fascista, por ejemplo–, sino que visiones y percepciones muy disímiles respecto del ser humano, la sociedad y la cultura. Para los estados involucrados no quedaba más alternativa que la victoria total, ya que estaba en juego la sobrevivencia. Por tales razones, ambos bandos aunaron todos sus esfuerzos materiales y humanos, movilizaron al 20 % de su población activa, y desplegaron economías de guerra, con gran desarrollo de la industria pesada, orientada a la fabricación de aviones, carros de combate, armas, etc.

A diferencia de la Primera Guerra, que se desarrolló principalmente en el frente europeo, la Segunda Guerra tuvo como escenario todo el mundo. Tras la primera fase, netamente europea, la guerra adquirió un carácter planetario con operaciones simultáneas en el Atlántico, Pacífico e Índico, además de los frentes continentales de Europa, Asia y África. Las armas y estrategias defensivas de la Primera Guerra Mundial –ametralladoras, minas, trincheras–, dieron paso a armas ofensivas en la Segunda Guerra, por lo cual las campañas se caracterizaron por su gran movilidad, con la utilización de tanques, aviones bombarderos, submarinos y portaviones para la guerra naval; estos últimos especialmente en el frente del Pacífico. Si en la Primera Guerra las operaciones militares se centraron en los frentes de batalla, en la Segunda se involucra a la población civil en su conjunto, y esta es sometida a bombardeos en las ciudades, saqueos en sus aldeas o requisamiento de sus propiedades rurales.


Tomado de: Gonzalo Álvarez y Macarena Barahona, “Historia y Ciencias Sociales”, Santiago de Chile.

jueves, 27 de agosto de 2020

LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

La Segunda Guerra Mundial se extendió entre el 1 de septiembre de 1939, cuando Alemania atacó a Polonia, y el 10 de agosto de 1945, en que, tras la explosión de dos bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, Japón se rindió a los Estados Unidos. Meses antes, el 8 de mayo del mismo año, se había producido la capitulación alemana ante los aliados occidentales y al día siguiente ante la Unión Soviética.

La intervención directa o indirecta de la mayoría de las naciones le imprimió su carácter mundial. En un primer momento el bando "aliado" estuvo conformado por los paises europeos atacados por Alemania e Italia: Gran Bretaña, Francia, Bélgica, Holanda, Polonia, Checoslovaquia, Noruega, Yugoslavia y Grecia, quienes recibieron la ayuda de las colonias francesas e inglesas y los países de la Commonwealth británica (Australia, Canadá, Nueva Zelanda). La expansión japonesa en el Sudeste asiático involucró en el bando aliado a China y, con el ataque a Pearl Harbor  el 7 de diciembre de 1941, a los Estados Unidos. La invasión alemana de la Unión Soviética facilitó que el régimen comunista de éste país y las democracias occidentales formasen un frente común contra el nazi-fascismo. La declaración de guerra de Alemania e Italia el 11 de diciembre de 1942 habilitó a los Estados Unidos a entrar en el escenario europeo de la guerra, arrastrando a la mayoría de los países latinoamericanos a participar al menos de forma indirecta en el bando aliado.

Enfrentando a los "aliados", estaba el "Eje" formado por Alemania e Italia -que recibieron el apoyo de Austria, Rumanía, Hungría, Bulgaria y Finlandia- y Japón, aunque este país nunca intervino en los frentes europeos y africanos de la guerra.

El escenario de la guerra fue también por primera vez realmente mundial. Europa y Asia soportaron los mayores efectos. Pero las operaciones militares alcanzaron también a África y Oceanía, e incluso se registraron algunas acciones navales en Sudamérica.

El enfrentamiento armado y el expansionismo territorial se realizaron en nombre de banderas ideológicas:

El Eje luchaba por un orden nuevo que sustituyera al corrupto sistema liberal y detuviera el peligro comunista. El nazismo alemán y el fascismo italiano representaban la ideología del Eje en Europa. 

Desde el campo aliado occidental se puso el énfasis en la defensa de valores como la libertad y la igualdad, que eran principios fundamentales para las democracias liberales como Gran Bretaña y los EEUU. 

En cuanto a la URSS, además de defenderse de la agresión nazi-fascista sus aspiraciones en la contienda se centraban en consolidar su existencia, acabar con el fascismo y afirmar su régimen comunista frente al acoso del capitalismo.

Esta guerra ideológica fue acompañada del comportamiento salvaje y sin contemplaciones de casi todos los contendientes. El uso de los más refinados y mortíferos sistemas de destrucción originados en el gran avance tecnológico de la época, el ataque y acoso de la población civil, también fueron característicos del conflicto. Los acuerdos de las convenciones de Ginebra y de La Haya que incluían para el caso de guerra el respeto a la población civil, a los prisioneros o a los habitantes de los países ocupados, fueron violados sistemáticamente entre 1939 y 1945, de forma muy señalada por los ejércitos del Eje, pero también por sus enemigos.

Por primera vez, en la larga historia de los enfrentamientos militares, la lista de muertos y heridos civiles superó a la de soldados en la casi totalidad de las naciones. Este desequilibrio es la consecuencia más horrorosa de lo que se ha calificado como "guerra total", en la que desaparecen códigos y éticas de tiempos pasados, para dejar paso a las frías decisiones de los estrategas militares, con especial énfasis en el uso del arma aérea. Lo mismo los agresores nazis, que las bombas norteamericanas y británicas, o las divisiones del "ejército rojo", se emplearon como máquinas de matar (a veces dirigidas por auténticos criminales de guerra), ante cuyos resultados difícilmente se justifican los discursos de los políticos.

Resumen de F. García de Cortázar, J. Mª. Lorenzo Espinosa, "Historia del Mundo Actual, 1945-1995", págs. 13-16.