martes, 19 de noviembre de 2019

Olas del feminismo en la historia


Desde la cuarta ola

¿Cuáles son las cuatro olas del feminismo en la historia?

Acceso a la educación, derecho al sufragio y equidad son parte de las luchas que la mujer debió librar a lo largo de la historia. Un repaso por la historia del tradicional patriarcado que, tarde o temprano, se va a caer.

3/12/2018
Clarín.com

De un tiempo a esta parte se oye hablar de la “Cuarta ola Feminista”, en el marco de las alarmantes cifras de la violencia de género, la brecha salarial, el famoso techo de cristal y el Paro Internacional de Mujeres que tuvo lugar el último 8 de marzo.

¿Cuáles son los anteriores movimientos que sentaron las bases de lo que estamos viviendo ahora?

La “Primera Ola Feminista” surgió a mediados del siglo XVIII, en torno a la polémica sobre la naturaleza de la mujer y la jerarquía de sexos. Estas pensadoras indagaron acerca de la educación y los derechos de la mujer. Cuestionaron los privilegios masculinos afirmando que no son una cuestión biológica y/o natural. Las autoras de referencia son: Poullain de Barre, Olympe de Gouges y Mary Wollstonecraft, esta última autora del famoso texto Vindicación de los derechos de la mujer (1792), un punto de partida fundamental para cambiar el pensamiento de la época.




La “Segunda Ola Feminista” se dio desde mediados del siglo XIX hasta la década de los cincuenta del siglo XX. Aborda entre sus puntos principales el derecho al voto femenino. Es aquí cuando el debate alrededor del sufragio universal se intensifica (la película Las sufragistas, del año 2015, retrata este momento en Ingaterra). Además, las mujeres reclaman el acceso a la educación superior, critican la obligatoriedad del matrimonio y comienzan a liberarse en su aspecto físico.

La “Tercera Ola Feminista” llegó en la década del sesenta y hay distintas opiniones respecto a su finalización. Mientras que algunos sostienen que sigue vigente, otros afirman que finalizó en los años ochenta. Va de las políticas públicas que reivindican a la mujer hasta el fin del patriarcado. En este movimiento fueron fundamentales los anticonceptivos porque le otorgaron el poder del control de la natalidad (y la liberación del goce sexual, no atado a la reproducción) y el divorcio se hizo ley en muchos países. Caen las vendas del "amor para toda la vida" y aparecen otras opciones para mujeres rebeldes. Las mujeres son candidatas reales en el mundo político, aunque su porcentaje es sensiblemente inferior al de los hombres.

La “Cuarta Ola Feminista” es la que vivimos en la actualidad y donde el activismo presencial y online cobraron gran protagonismo. Plantea el fin de los privilegios de género establecidos históricamente hacia el hombre. Asimismo, repudia la violencia de género establecida en todos los ámbitos de la vida. “Lo personal es político”, suele leerse de un tiempo a esta parte en las manifestaciones feministas. La sororidad, concepto que habla de la solidaridad entre mujeres, es central. En cuestión de derechos, la lucha por el derecho a la interrupción legal del embarazo aparece aquí como otro punto clave. También aparece con mucha fuerza el discurso anti estereotipos: nace el feminismo descolonial (contra el predominio de la raza blanca como modelo de éxito social), el feminismo gordo (contra la delgadez impuesta por el mundo de la moda) y hay una mayor unión con el movimiento LGTB, queer y de liberación sexual. Un eje ineludible fue el primer paro internacional de mujeres, de altísimo acatamiento, llevado a cabo el 8 de marzo de 2018, inmortalizado como #8M.




viernes, 15 de noviembre de 2019

Venezuela y la revolución bolivariana





La crisis del 2002

La economía en recesión desde fines del año 1998, la devaluación de la moneda brasileña el 13 de enero de 1999 y el “default” argentino de diciembre de 2001, terminaron por empujar al Uruguay hacia una de las crisis económicas más importantes de su historia.

En los primeros meses del 2002, el sistema bancario uruguayo ya había perdido el 40% de sus depósitos y reservas. En enero cayó el primero de los bancos de la plaza financiera uruguaya, que paradojalmente solo captaba depósitos “off shore”, principalmente de argentinos. El Banco Central intervino el Banco Galicia. En febrero, fueron denunciadas una serie de acciones fraudulentas en el Banco Comercial. Los hermanos Carlos y José Rohm habían desviado 250 millones de dólares. El Estado uruguayo y los accionistas internacionales debieron capitalizar al banco con 133 millones de dólares. 

La inestabilidad y desconfianza en el sistema financiero uruguayo se hizo más evidente y la fuga de depósitos crecía día a día. La situación se hizo insostenible. Finalmente, el 20 de junio el gobierno decretó la libre flotación del dólar. Un día después el Banco Central ordenó la intervención del Banco Montevideo- Caja Obrera, propiedad del grupo Peirano. El martes 23 de julio, el ministro de Economía Alberto Bensión renunció a su cargo y fue sucedido por el senador Alejandro Atchugarry. También cambiaron las autoridades del Banco Central, donde asumió la presidencia el economista Julio de Brun. 

El martes 30 de julio, el dólar se disparó de 27 a 35 pesos. El gobierno suspendió las actividades de los bancos Montevideo y Caja Obrera y decretó el feriado bancario por una semana. Mientras tanto, con el espejo de la situación argentina, se registraron algunos saqueos aislados en Montevideo. El ministro del Interior Guillermo Stirling, denunció que había grupos organizados detrás del los incidentes. Además, algunos ahorristas de los bancos intervenidos organizaron caceroleos. 


Durante la semana del feriado bancario, el país se jugó la salida de la crisis en suelo estadounidense. El gobierno envió a una delegación para negociar con el Fondo Monetario Internacional (FMI) un salvataje. Entre tanto, en Uruguay el Parlamento discutía la ley de reprogramación de vencimiento de depósitos de bancos oficiales y la creación del Fondo de Estabilidad del Sistema Financiero que finalmente aprobó. Se reprogramó la devolución de los depósitos a plazo fijo de los Bancos República y Banco Hipotecario a tres años. Fue un corralito a la uruguaya. Finalmente, el 4 de agosto se acordó con el FMI y el gobierno de Estados Unidos envió un adelanto de 1.500 millones de dólares. 

El lunes 5 de agosto reabrieron todos los bancos menos cuatro: El Banco Comercial, el Banco Montevideo-Caja Obrera, el Banco de Crédito y la Cooperativa Caycu fueron suspendidos y el gobierno comenzó un plan para su liquidación y venta. El martes 6 de agosto llegó a Montevideo el secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Paul O´Neill, para así demostrar el apoyo de su país. El presidente Jorge Batlle lanza la famosa frase “We are fantastic”. 

El 2002 terminó con los uruguayos inmersos en una de las peores crisis económicas de la historia. 
A fines de ese año, el desempleo trepaba casi el 20% y la caída del poder adquisitivo alcanzaba el 19.5%. 58.000 uruguayos habían abandonado el país.


Antonio Ladra | 20/09/2008
http://m.elacontecer.com.uy/954-la-crisis-del-2002-noticia-2008-09-20.html

Cuestionario:

1) Buscar definiciones para: recesión, devaluación, default, corrida bancaria, libre flotación
2) ¿Qué sucedió con el sistema bancario? ¿Quiénes salieron perjudicados?
3) ¿Qué sucedió con el valor del dólar? ¿Quiénes se beneficiarán y perjudicarán ante esa situación?
4) ¿Qué pasos se tomaron para resolver la crisis bancaria?
5) ¿Qué consecuencias dejó la crisis bancaria a nivel económico?

jueves, 14 de noviembre de 2019

Atentados a las Torres Gemelas: 5 consecuencias














18 años de los atentados a las Torres Gemelas: 5 consecuencias posteriores

Marco Herrera
11.09.2019
65ymas.com

Las repercusiones de este atentado fueron mucho más allá de las políticas, bélicas y diplomáticas


Nadie ha olvidado la sobremesa del 11 de septiembre de 2001. Cuando todos nos disponíamos a almorzar o estábamos ya en el postre, los informativos abrían con lo que parecía ser un accidente en Nueva York, en el que un avión había chocado contra una de la Torres Gemelas. Pero tan solo unos minutos más tarde y con todos los noticiarios en directo, un segundo avión impactaba contra la otra torre y lo que en un principio se creyó un accidente giró rápidamente hacia un acto terrorista en pleno corazón del país más poderoso del mundo.

Al desastre en vidas humanas, más de 3.000 muertos, se unió un clima de hostilidad entre algunas naciones que eran señaladas por el entonces Presidente americano George W. Bush como cómplices o directamente patrocinadores del atentado. Pero sus repercusiones fueron mucho más allá de las políticas, bélicas y diplomáticas, ya que al haber empezado todo con pasajeros infiltrados en vuelos comerciales, la propia población sufriría las secuelas de aquel horror en forma de exhaustivos controles de seguridad ante la desconfianza de los estados en que se volviera a repetir otra masacre parecida. Repasamos cinco de las consecuencias de aquel desastre.

Bomberos en la Zona Cero del World Trade Center de Nueva York el 11 de septiembre de 2001



















Seguridad mucho más estricta en los aeropuertos

Antes del 11 de septiembre de 2011, no existían tan largas colas en los aeropuertos ni controles de seguridad tan exhaustivos. Se creó la Administración de Seguridad del Transporte y las estrictas medidas de seguridad no han disminuido en los 18 años que han pasado desde que se concibió. Las puertas de cabina en los aviones ahora también están protegidas para mantener a los pilotos seguros, y el proceso de inspección ha aumentado en escrutinio y tamaño.

La nueva tecnología ha evolucionado para hacer que sea aún más fácil para los funcionarios de seguridad de los aeropuertos encontrar materiales restringidos y los métodos de detección avanzados y las verificaciones de antecedentes han acelerado los viajes. En general, los vuelos se han vuelto más seguros como resultado de los ataques. Pero también ha habido quienes se han preocupado de que la mayor seguridad discrimine a determinadas razas y credos.


Control de seguridad en el Aeropuerto de Seattle (EE.UU.)















Fue creado el Departamento de Seguridad Nacional

El Departamento de Seguridad Nacional (en la serie Homeland puede verse bien cómo funciona) se creó 11 días después de los ataques del 11 de septiembre de 2001. Es una oficina organizada por funcionarios designados que supervisa la estrategia nacional y la seguridad nacional. Fue creado para proteger al país contra otro ataque terrorista a gran escala mediante el uso de la recopilación de información y las investigaciones dirigidas por el departamento.

Este departamento es responsable de las tareas antiterroristas, así como de la seguridad nacional y la prevención de desastres. Ha crecido exponencialmente desde su creación, convirtiéndose en el tercer departamento de gabinete federal más grande.


Tropas estadounidenses en Afganistán

Uno de los efectos más persistentes de los ataques del 11 de septiembre ha sido la guerra en curso en Afganistán. Poco después de los ataques, Estados Unidos bajo el Presidente George W. Bush comenzó a bombardear Afganistán debido a que el Gobierno dirigido por los talibanes se negó a entregar al presunto líder terrorista Osama Bin Laden.

Para noviembre, varios países, incluidos los Estados Unidos y el Reino Unido, habían formado la Alianza del Norte y habían tomado el control de la capital, Kabul. Pero casi dos décadas después, los americanos todavía tienen tropas en el país que trabajan para ayudar al gobierno a reconstruirlo y estabilizarlo. El Presidente Trump anunció en 2017 que aumentaría el número de tropas en Afganistán en 3.000 soldados, elevando el número total a 14.000.

Han crecido las deportaciones

Después del 11 de septiembre, la administración Bush incrementó las deportaciones y aumentó las restricciones de inmigración en respuesta a los ataques. Según ABC News (@ABC), las deportaciones se han duplicado en la última década y de 2001 a 2012, hubo aproximadamente un aumento del 400% en deportaciones de criminales. Es importante tener en cuenta que si bien la mayoría de las personas deportadas fueron acusadas de un delito, no necesariamente fueron condenadas por ello.

Añadió nuevos términos a nuestro vocabulario

Antes del 11 de septiembre, probablemente nunca escuchaste nada sobre una "Guerra contra el Terror", pero en los días, semanas y meses posteriores a los ataques, esa frase se hizo común, junto con algunas otras. "Los Talibanes", "El eje del mal" o "Alerta terrorista" fueron términos que surgieron y se hicieron directamente populares a partir del 11 de septiembre.


https://www.65ymas.com/sociedad/internacional/18-anos-atentados-torres-gemelas-5-consecuencias-posteriores_7774_102.html



lunes, 11 de noviembre de 2019

Chernóbil y las reformas de Gorbachov


Evguenia Fediakova, historiadora: “El mayor error de Gorbachov fue ocultar la verdad de Chernóbil”

La académica y doctora en Ciencias Políticas analiza para Culto las implicancias del accidente en la planta nuclear para el proceso de reformas impulsado por el último gobernante de la URSS y, de paso, nos relata cómo vivió esos días en Moscú.

En abril de 1986, Evguenia Fediakova estudiaba Historia en la Universidad Lomonosov en Moscú. Pese a que circulaban noticias sobre el accidente de Chernóbil, por esos días ella se disponía a viajar a una zona cercana. “Con mi grupo de amigos nos estábamos preparando para salir en el verano para los trabajos voluntarios a Bielorrusia, justamente a la zona donde hizo mayor daño la catástrofe”, cuenta a Culto.

Sin embargo, la joven soviética se vio forzada a echar pie atrás en su intención, pese a que en los primeros días las informaciones oficiales transmitían cierto optimismo. “Todos decían que había sido un accidente y que no había nada de qué preocuparse”, recuerda la hoy doctora en Ciencias Políticas. “Pero nuestros padres nos prohibieron tajantemente salir, de hecho, nos salvaron la vida. Al final viajamos a otra parte”, agrega.

Los sucesos de Chernóbil ocurrieron poco tiempo después de que en el XXVII Congreso del PC Soviético se anunciaran las reformas que el entonces Secretario General, Mijaíl Gorbachov, pretendía implementar en la URSS a fin de impulsar su desarrollo económico y social. Como destaca Hobsbawm en su Historia del Siglo XX (2007, Crítica), el oriundo de Privólnoie había sido un fuerte crítico del estancamiento, pues de ser un país exportador de manufacturas, en los sesenta, pasó a depender del petróleo y el gas. Y los indicadores sociales, no eran mucho mejores.

“Era el momento de la Perestroika, cuando Gorbachov se comprometió a cumplir con los compromisos de Glasnost, de la libertad de palabra, de prensa”, detalla Fediakova. “Había mucha expectativa, mucha esperanza en la realización de la democratización, en la honestidad. Entonces esperábamos que, frente a esta noticia, la actitud del gobierno también sería coherente con sus promesas”.

-¿Y fue así?

-Lamentablemente no, porque pronto, muy pronto, nos dimos cuenta que lo que decía el gobierno no era cierto. La libertad de prensa ya existía, entonces como ya teníamos acceso a distintas fuentes de información, nos dimos cuenta muy rápidamente que no era un accidente limitado, sino que era una catástrofe de alcance al menos europeo, que la situación era realmente catastrófica, y lo que decía Gorbachov no correspondía a la realidad. Muy pronto su promesa de transparencia, la Glasnost, cayó en desgracia.

-¿Marcó Chernóbil un punto de inflexión en la credibilidad de Gorbachov?

-Yo creo que sí. Pienso que le afectó de una forma muy negativa el faltar a la verdad. Peleamos muchísimo por esta política de Glasnost, la libertad de palabra, la honestidad, pero nos dimos cuenta de que el gobierno seguía ocultando los hechos. El gran error del gobierno de Gorbachov fue ese, ocultar la verdad después del 26 de abril.

-¿Hay un vínculo entre Chernóbil y la crisis que llevó al fin de la URSS?

-Por supuesto, porque como ya no tenía la confianza ni la credibilidad la gente comenzó a desconfiar de lo que él decía y prometía. Además, para esas fechas Gorbachov ya estaba entre dos fuegos: el Partido Comunista más conservador, más tradicionalistas, estalinista, diría yo, y otro frente más izquierdista, más liberal, más europeo-occidental. Y bueno, la gente más joven, universitaria, colocó su confianza en este frente más de izquierda, que en términos occidentales era más derechista neoliberal. Para la URSS de aquel entonces era la gente más creíble. Entonces Gorbachov quedó atrás en su promesa de Perestroika, de democratización, porque este otro frente apareció como más confiable.


Tomado de: https://culto.latercera.com

Chernóbil y el hundimiento de la URSS

Chernóbil y el hundimiento de la URSS


El 26 de abril de 1986 el núcleo del grupo número 4 de la central nuclear Vladimir Ilich Lenin de Chernóbil, una pequeña localidad ucraniana a sólo 15 kilómetros de la frontera bielorrusa, se fundió provocando dos explosiones seguidas. Fueron de tal magnitud que volaron la tapa del reactor liberando de este modo una gran cantidad de material radioactivo a la atmósfera. Fue el accidente nuclear más grave de la historia aunque, en rigor, deberíamos decir que se trató de una catástrofe provocada por el hombre. Las autoridades de la ya extinta Unión Soviética estaban experimentando en aquellos momentos con la central y, cuando se produjo el accidente, empeoraron el desastre mediante decisiones arbitrarias cuando no contradictorias.
El coste humano, económico y ecológico fue inmenso. El reactor destruido expulsó dióxido de uranio, carburo de boro, óxido de europio y otros materiales altamente radioactivos en una cantidad tal que, cuando lo midieron, comprobaron que la emisión era 500 veces superior a la de la bomba atómica arrojada sobre Hiroshima en 1945. Murieron 31 personas como consecuencia directa del accidente y las víctimas indirectas a causa de las labores de liquidación se cifran en decenas de miles. A eso habría que añadir la declaración de una zona muerta de 2.600 kilómetros cuadrados en torno a la central, un área equivalente a la superficie de la provincia de Vizcaya (España). Todos sus habitantes, unos 115.000, fueron evacuados y reasentados en otras regiones de la URSS.
Para el país supuso un daño financiero muy importante pero difícil de cuantificar porque en la URSS no imperaba la economía de mercado y, por lo tanto, no se conocían los costes reales de factores tales como el trabajo o el capital. Es imposible, por ejemplo, saber cuánto costaron las brigadas de liquidadores o el hormigón con el que se levantó el primer sarcófago que cubrió el reactor accidentado. Las estadísticas en la Unión Soviética no eran fiables, dependían de los mandos políticos y en muchos casos se las inventaban sin rubor con meros fines propagandísticos.
La tasa Chernóbil
Sucedió además que, en los cinco años que transcurrieron desde el desastre hasta la independencia de Ucrania en agosto de 1991, el de Chernóbil fue el menor de los problemas al que tuvieron que atender los líderes soviéticos. El desastre nuclear sirvió de pistoletazo simbólico a una crisis terminal que culminó con la desaparición de la URSS pero no fue el causante de la misma. Durante ese tiempo se limitaron a vaciar la zona de exclusión y abandonarla a su suerte. A los afectados se les reubicó y fueron indemnizados, pero en rublos, que era una moneda que no servía para nada fuera de la Unión Soviética. Dentro tampoco para mucho, tan sólo para adquirir productos en las tiendas estatales de abastos después de esperar una larga cola.
Había, cierto es, una tasa de cambio oficial con el dólar, pero era algo sin aplicación en el mundo real. Cualquiera que en los años 80 acudiese a un banco de Madrid o París con rublos para cambiarlos por la moneda local no se los aceptaban. Los soviéticos tenían estrictamente prohibida la tenencia de divisa extranjera, por lo que pocos se arriesgaban a hacerse con dólares o marcos alemanes y menos aún a mostrarlos en público. El vecino envidioso podía denunciar y eso era sinónimo de problemas y seguramente también de cárcel. Tan pronto como los soviéticos pudieron poseer divisas el rublo se desplomó mostrando al mundo su valor real, que se aproximaba a cero.
Con unos cálculos hechos en una moneda que era poco menos que del Monopoly los costes del desastre de Chernóbil son muy difíciles de calcular durante los primeros cinco años. Habría que esperar a la era postsoviética para hacerse una idea. Ucrania y Bielorrusia crearon la llamada tasa Chernóbil para afrontar las indemnizaciones a los supervivientes y el coste de tener áreas enteras del país afectadas por la radiación.
Un colapso anunciado
Los que sí ayudaron a partir del 91 fueron los países de Europa occidental. Este fue el caso del nuevo sarcófago, que terminó de instalarse en 2016 y que costó 2.100 millones de euros pagados por un grupo de países europeos a través del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo, una entidad creada en 1991 precisamente para ayudar a los países del este a salir de las economías planificadas.
Estamos por lo tanto, ante una cuestión doble. ¿Tuvo influencia el desastre de Chernóbil en la desaparición de la Unión Soviética?, y si la tuvo, ¿cuán determinante fue?
Tenerla la tuvo, pero no fue capital. La Unión Soviética hubiese colapsado con o sin la tragedia de Chernóbil porque los factores políticos y económicos que la condenaron ya estaban ahí antes del accidente. El factor político fue Mijail Gorbachov y su Perestroika [reestructuración]. Gorbachov creía de buena fe que aquello se podía reconducir, pero no, el sistema no admitía reformas. La Perestroika llevaba aparejada la Glasnost [transparencia]. Tan pronto como se pudo hablar libremente el partido perdió el monopolio de la información y del relato. Arreciaron las críticas sobre el sistema y el aparato político que lo mantenía, y todo se vino abajo.
Desde el punto de vista económico la soviética era una economía improductiva. Las divisas entraban por la venta de petróleo, gas y otros minerales en el extranjero, pero su precio cayó a plomo en los 80. El crudo concretamente pasó de los 100 dólares/barril en 1979 a unos 25 mediada la década. El país estaba lleno de gente que no producía nada pero comía a diario, simplemente no alcanzaba para todos y, como consecuencia, aparecieron el racionamiento y las colas.
Y los gastos al alza
Para colmo de males, los gastos de estructura del Estado no hacían más que aumentar. La guerra en Afganistán costó una fortuna. Había, además, que mantener el ritmo a los estadounidenses en la tierra, el mar, el aire y el espacio. El desarrollo de armas modernas requiere de una cuantiosa inversión previa que Moscú no se podía permitir. En el momento en el que se liberó la información las puertas y ventanas se abrieron mostrando al mundo un edificio gigantesco pero lleno de termitas en el que nadie salvo los caseros quería vivir.
En su momento lo de Chernóbil tuvo mayor impacto en términos de imagen que económicos. Demostraba con hechos inapelables que aquello era un completo caos, que los dueños del segundo arsenal atómico del mundo no sabían ni como administrar su propia red de centrales nucleares. Era de una gravedad tal que no hubo propaganda que lo consiguiese blanquear. Ni dentro del país ni, por descontado, fuera.
En 1988, cuando comenzaron las protestas en las repúblicas bálticas, el movimiento se extendió como la pólvora. Ese mismo año los ucranianos y los georgianos salieron también a la calle reclamando la independencia. Entre 1989 y 1990 vendrían todas las demás repúblicas que se independizarían una tras otra a lo largo de 1991. En Ucrania, zona cero de la catástrofe, se convocó un referéndum de independencia en el que votó a favor el 92% de la población. Nadie, a excepción de los miembros del partido y su clientela, creía en la URSS. Los ucranianos tenían presente Chernóbil, pero mucho más la dictadura y sus miserias que querían dejar atrás cuanto antes.