El mito del Uruguay democrático
Si bien es cierto que ha sido uno de los países
latinoamericanos que gozó de mayor estabilidad democrática a lo largo del siglo
XX, también lo es que la democracia no ha sido una realidad permanente ni una
esencia inmutable. Por el contrario, como tantos otros países en Europa y
América Latina, la experiencia uruguaya ha sido la de la oscilación entre
democracia y autoritarismo. De hecho, de los 81 años comprendidos entre 1930 y
2010, durante 27, exactamente la tercera parte del período, el país vivió bajo
situaciones de autoritarismo o semiautoritarismo. Tres golpes de estado (1933,
1942, 1973) sucedieron durante esa etapa y en dos oportunidades se instauraron
dictaduras que gobernaron por largo tiempo. La experiencia democrática iniciada
con la Constitución de 1918 fue interrumpida por el golpe de Estado civil
ejecutado por el presidente Gabriel Terra en 1933. Se instauró entonces una
dictadura que, si bien se liberalizó a partir de 1939, no finalizó hasta que en
1942 otro golpe de Estado civil condujo finalmente a la normalización política
a partir de 1943. Desde entonces y hasta 1967 el país vivió una segunda
experiencia democrática.
A partir de 1968, bajo la
presidencia de Jorge Pacheco Areco, como respuesta al ascenso de la protesta
social y a la emergencia del desafío de una guerrilla de propósitos
revolucionarios, se produjo una clara deriva autoritaria. El deterioro de los
rasgos esenciales de la convivencia democrática fue tan profundo que entre 1968
y 1973 no puede reconocerse una democracia plena, sino más bien un tipo de
régimen semiautoritario que hoy podemos interpretar como de transición hacia la
segunda dictadura del período. Esta se instauró finalmente en 1973, mediante un
nuevo golpe de Estado, esta vez civil-militar, ejecutado por el presidente Juan
María Bordaberry con respaldo de las Fuerzas Armadas. Se inauguró entonces la
etapa de mayor represión y violencia estatal en la historia uruguaya, llegando
a extremos de terrorismo de Estado y mostrando incluso, por momentos,
pretensiones totalitarias. Tras doce años de dictadura, y en el marco de una
transición negociada que recién culminó en 1989, el país ha vivido una tercera
experiencia democrática, la más larga hasta el momento.
Al final de esta secuencia resulta
claro que el mito del Uruguay democrático esconde en verdad la realidad de una
alternancia entre autoritarismo y democracia que entre 1930 y 2010 incluye dos
dictaduras y dos períodos democráticos. La mayor duración de estos últimos no
quiere decir que los intervalos autoritarios hayan sido desvíos excepcionales,
casi que accidentes de la historia en un país destinado a vivir en democracia.
Tampoco puede dejarse de lado el hecho de que, contextualizando la historia
uruguaya en el marco latinoamericano, resulta que Uruguay se cuenta entre los
países que han podido disfrutar de los períodos más largos de estabilidad
democrática en el período histórico que estamos estudiando.
Tomado del
libro Uruguay. En busca del desarrollo entre el autoritarismo y la
democracia, 1930/2010, coordinado por los historiadores Aldo Marchesi,
Vania Markarián y Jaime Yaffé.
1. Buscar información que defina los siguientes conceptos: democracia, autoritarismo, dictadura, golpe de estado, terrorismo de Estado, totalitarismo.
2. ¿Qué rasgos generales caracterizaron la
experiencia política de Uruguay entre 1930-2010?
3. Realizar una línea de tiempo y ubicar en ella los
hechos y procesos históricos que aparecen mencionados en el texto.
4. ¿Qué diferencia a Uruguay de otros países
latinoamericanos?
5. ¿Cuáles serán los “rasgos esenciales de la
convivencia democrática”?
6. Buscar información sobre Jorge Pacheco Areco y
su presidencia.
7. Conseguir información sobre Juan María
Bordaberry y el golpe de Estado de 1973.