miércoles, 26 de junio de 2019

Nazismo y adoctrinamiento de los más jóvenes

“Estos niños y niñas ingresan a nuestras organizaciones [a los] diez años, y a menudo por primera vez respiran aire fresco. Después de cuatro años de estar en la categoría Jóvenes pasan a la Juventud Hitleriana, donde permanecen cuatro años más... Y aunque aún no son nacionalsocialistas completos, pasan al Servicio de Trabajo y son preparados durante otros seis o siete meses... Y si les llega a quedar algún rastro de conciencia de clase o estatus social... lasWehrmacht [Fuerzas Armadas alemanas] se encargarán de que desaparezca”. 
--Adolf Hitler (1938)

A partir de 1920, el Partido Nazi eligió a la juventud alemana como una audiencia especial para sus mensajes de propaganda. Estos mensajes resaltaban que el Partido era un movimiento de jóvenes: dinámico, fuerte, progresista y esperanzado. Millones de jóvenes alemanes fueron convencidos por el nazismo en las aulas y a través de actividades extracurriculares. En enero de 1933, la Juventud Hitleriana tenía solo 50 mil miembros, pero al finalizar el año esta cifra había aumentado a más de dos millones. Hacia 1936 la pertenencia a la Juventud Hitleriana había aumentado a 5,4 millones antes de convertirse en obligatoria en 1939. Posteriormente, las autoridades alemanas prohibieron o disolvieron las organizaciones juveniles rivales.



La educación en el Estado nazi

La educación en el Tercer Reich sirvió para inculcar a los alumnos la visión nacionalsocialista del mundo. Los educadores e intelectuales nazis exaltaban las razas nórdicas y otras razas “arias” y denigraban a los judíos y a otros pueblos considerados inferiores llamándolos “razas bastardas” parasitarias, incapaces de crear una cultura o civilización. Después de 1933, el régimen nazi purgó el sistema escolar público de maestros judíos o considerados “políticamente poco confiables”. No obstante, la mayoría de los educadores permanecía en sus puestos y se unió a la Liga Nacionalsocialista de Maestros. Hacia 1936, el 97% de todos los maestros de escuelas públicas, unas 300 mil personas, se habían unido a la Liga. De hecho, los maestros se unieron al Partido Nazi en mayor número que ninguna otra profesión.

Tanto en el aula como en la Juventud Hitleriana, la enseñanza tenía el propósito de producir ciudadanos alemanes conscientes de su raza, obedientes y capaces de sacrificarse, dispuestos a morir por el Führer y por la Patria. Un componente clave del entrenamiento de la Juventud Hitleriana era la devoción a Adolf Hitler. La juventud alemana celebraba su cumpleaños (el 20 de abril) -feriado nacional- como iniciación al Partido. Los adolescentes alemanes juraban lealtad a Hitler y prometían servir a la nación y a su líder como futuros soldados.

Las escuelas desempeñaban un papel importante en la difusión de las ideas nazis a la juventud alemana. Mientras los censores eliminaban algunos libros de las aulas, los educadores alemanes introducían nuevos libros de texto que enseñaban a los estudiantes el amor a Hitler, la obediencia a la autoridad del Estado, el militarismo, el racismo y el antisemitismo. Desde el primer día de clases se infundía a los niños alemanes el culto a Adolf Hitler. Su retrato estaba presente en todas las aulas. Los libros de texto con frecuencia describían la emoción que sentía un niño al ver al líder alemán por primera vez. Los juegos de mesa y los juguetes para niños eran otra manera de difundir la propaganda racial y política entre los jóvenes alemanes. Los juguetes también se utilizaban como medio de propaganda para inculcar el militarismo en los niños.



Organizaciones juveniles

La Juventud Hitleriana y la Liga de Jóvenes Alemanas fueron las principales herramientas que utilizaron los nazis para formar las creencias, el pensamiento y las acciones de la juventud alemana. Los líderes de la juventud utilizaban actividades grupales muy controladas y montajes de propaganda, como grandes concentraciones en las que abundaban rituales y espectáculos, para crear la ilusión de una comunidad nacional que se extendía a través de las divisiones religiosas y de clases sociales que caracterizaban a Alemania antes de 1933.

El propósito original de la Juventud Hitleriana, fundada en 1926, era entrenar a los niños para el ingreso a las SA (Tropas de Asalto), una formación paramilitar del Partido Nazi. Sin embargo, después de 1933, los líderes de la juventud buscaron integrar a los niños en la comunidad nacional nazi y prepararlos para servir como soldados en las Fuerzas Armadas o, posteriormente, en las SS.
En 1936, la pertenencia a los grupos juveniles nazis pasó a ser obligatoria para todos los varones y las mujeres de entre diez y diecisiete años. Las reuniones después de clases y los viajes de campamento los fines de semana patrocinados por la Juventud Hitleriana y la Liga de Jóvenes Alemanas enseñaban a los niños a ser fieles al Partido Nazi y a los futuros líderes del Estado nacionalsocialista. En septiembre de 1939, más de 765 mil jóvenes servían en roles de liderazgo en las organizaciones juveniles nazis que los preparaban para estos roles en el ejército y en la burocracia de la ocupación alemana.

La Juventud Hitleriana combinaba deportes y actividades al aire libre con ideología. Del mismo modo, la Liga de Jóvenes Alemanas hacía hincapié en el atletismo colectivo, como la gimnasia rítmica, que las autoridades de salud alemanas consideraban menos agotadora para el cuerpo de la mujer y mejor orientada para prepararlas para la maternidad. Las exhibiciones públicas de estos valores alentaban a hombres y mujeres jóvenes a abandonar su individualidad en favor de los objetivos del colectivo ario.

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